jueves. 28.03.2024

Suena un clarín, Zamora enmudece. La Plaza Mayor se queda pequeña y todos los ojos se sitúan sobre ella. Se levantan los cinco pasos y caminan al mismo son y, de pronto, suena la música. La tristeza y el recuerdo se dan la mano. Muchos se han ido ya y están más presentes que nunca. Zamora clama, más alto que nunca, que la muerte no es el final.

Llueve en Zamora. No sabes lo que es la Tercera Caída si no te has pasado la tarde del Lunes Santo mirando al cielo. Parece que Zamora llora desde ayer por la gente que se le está yendo.

La túnica de raso negro, los guantes en el caperuz, el hachón bien limpio y la capa que tanto pesa cuando llueve. Y hoy llueve pero los hijos de San Lázaro, que habríamos mirado al cielo toda la tarde, habríamos confiado en que escamparía. No lo ha hecho, llora Zamora.

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Los tambores retumban en el barrio y las esquilas del Barandales le van ganando terreno a la calles del Riego. La Cruz de Yugos y la Corona de Arados pesan tanto como la despoblación le pesa a esta provincia.

No hay un paso en España como La Despedida. Ese momento de decir adiós que estos días le han robado a muchas familias. Ese momento para el que nunca se está preparado. Suena El Novio de la muerte.

Habría sido el año de las primeras hermanas de San Lázaro. Ellas, que siempre habían estado, pero fuera. Ellas, que sentían tan suya la procesión como los de dentro. Ellas, habrían desfilado por primera vez. Solo tendrán que esperar un año más después de todo lo que han esperado.

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Habría sido el año en el que Juan habría llevado el libro de difuntos que hasta el pasado año llevó su padre, Alfredo. Un homenaje, un recuerdo doloroso. Por él, por Eduardo, por Ángel y por Faustino habría sonado La Muerte no es el Final. Por ellos y por los que cada uno de los hijos de San Lázaro han perdido.

Camina la Virgen de la Amargura acariciando los balcones por los que pasa, buscando consuelo que no encuentra. Camina detrás de un Jesús que ha caído y que busca el final de su sufrimiento como lo buscan los zamoranos confinados en sus casas.

Suena un clarín, Zamora enmudece. No sabes lo que es la Tercera Caída si no te duele cantar La Muerte no es el final. Siempre como un clamor al cielo donde aguardan los que se fueron. Duele tanto como no poder cantarla.

Un clamor al cielo