La tradición brilla en la noche más larga de Zamora, con el recorrido más corto de la Congregación

5 de la mañana

La tradición brilla en la noche más larga de Zamora, una noche que ha sido distinta debido a la inclemencia meteorológica. A las cinco de la mañana, el acto del 'Cinco de Copas' dio inicio a esta conmemoración, seguidamente tras el baile del mítico paso, una hora después por el desfile procesional

La noche de Zamora se estiró hasta el alba una vez más, con la solemnidad y devoción que caracterizan a sus habitantes desde que el Miserere cerrara su capítulo más especial, el parón de casi tres horas no hizo mella en las ilusiones de ver salir la Procesión de la Mañana.

A pesar de los desafíos del clima, el fervor religioso no conoce descanso, y esta madrugada no fue excepción. El baile del paso de 'Jesús Camino del Calvario'  nuestro Cinco de Copas" y la meticulosa formación de los cofrades marcaron los compases iniciales de una procesión que, aunque más corta debido a las inclemencias meteorológicas, no perdió un ápice de su significado

Sonó Thalberg y la Plaza Mayor volvió de disfrutar de un momento único en el mundo. 

Con dudas flotando en el aire hasta el último minuto, la procesión finalmente salió a las calles de Zamora. A las cinco de la mañana, se iniciaba todo, el acto del 'Cinco de Copas' dio inicio a esta conmemoración, seguido una hora después por el desfile procesional. Además, con un recorrido mucho más corto; San Torcuato, avenida Alfonso IX y Santa Clara, para dejar definitivamente las imágenes en la carpa de la Plaza de la Biblioteca a las 8.30 de la mañana una procesión marcada en tiempo récord. Dos horas y media.

La lluvia hizo acto de presencia pero la habilidad de cargadores y jefes de paso junto con la organización de la procesión llevo en andas a todos hasta la carpa donde podían finalmente acabar un recorrido rápido y corto pero de bella factura.

El recibimiento fue presenciado por cientos de zamoranos que, desafiando el cansancio, trasnocharon para ser testigos de uno de los momentos más especiales de La Congregación, los aplausos a bandas, cargadores y hermanos volvió a ser la tónica dominante, Zamora agradecía el esfuerzo y la valentía de esta cofradía. Con el toque de la Salve en la entrada de los pasos a la carpa comenzaba la carrera por meter lo antes posible las imágenes que podrían mojarse ante la incesante lluvia. De forma escalonada en orden de salida las imágenes volvían a la carpa de la Plaza de la Biblioteca donde descansan ahora hasta sus próximos traslados a sus respectivos lugares de espera.

Dos horas y media después de salir la Hermandad que no pudo hacer reverencias, ni parar a comer sopas de ajo, ni de lucirse en la Plaza Mayora, ha de sentirse orgullosa por la determinación y la fe en el cielo que ha dejado durante unas horas disfrutar a la ciudad de una Semana Santa atípica y cargada de suspensiones por la lluvia. Gracias hermanos....

 

En medio de una ciudad que no duerme, el Miserere de la procesión de Jesús Yacente como protagonista marcó el inicio de la noche, una noche que se cortó a las dos de la mañana para continuar a las 5, entre tanto, las parejas de Merlú anunciaban la mañana de desfile. Un año más, atípico, pero la llegada de los hermanos a la Plaza Mayor de Zamora daban alas a los que tuvieron la paciencia de esperar este año de forma diferente..

Una vez más, la devoción y el compromiso con las costumbres ancestrales iluminaron las calles de Zamora en una madrugada sin dormir, donde la fe y la tradición se entrelazan para recordar la importancia de mantener viva la esencia de una comunidad arraigada en sus raíces.

Gracias a los cargadores de:

Camino del Calvario, vulgo "Cinco de Copas" de Justo Fernández, 1802.

La Caída de Ramón Álvarez, 1866-1878.

Jesús Nazareno de Antonio Pedrero, 1999.

Redención de Mariano Benlliure, 1931.

Las Tres Marías y San Juan de Hipólito Pérez Calvo, 1971.

La Verónica de Ramón Álvarez, 1885.

La Desnudez de José María Garrós, 1901.

La Crucifixión de Ramón Álvarez, 1880-1885.

La Elevación de Aurelio de la Iglesia, 1899-1901.

La Agonía de Juan Ruiz de Zumeta, 1604-1605.

La Virgen de la Soledad de Ramón Álvarez, 1886.

Gracias por hacernos disfrutar en una noche atípica pero emocionante.

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