El relevo de padre a hijo asegura la tradición tras 23 años cargando La Crucifixión

Miguel Durán padre e hijo con el paso de La Crucifixión
Miguel Durán abandona el puesto de titular y pasa a una más que merecida jubilación tras casi un cuarto de siglo bajo los banzos

Hombro con hombro, padre e hijo se dan el relevo para mantener viva la tradición de cargar el paso de La Crucifixión. En una Semana Santa como es la de Zamora en la que la pasión se lega de generación en generación, el paso procesional perteneciente a la Cofradía de Jesús Nazareno ha vivido en la mañana de este Viernes Santo una doble celebración en forma de una más que merecida jubilación y entrada de un nuevo titular. 

La llegada de Miguel Durán hijo para ponerse bajo los banzos coincide con el último de un padre que lleva 23 años soportando el peso proporcional de los 950 kilos de este paso que se sitúa entre los más pesados de nuestra Semana Santa y La Congregación tras La Caída y Las Tres Marías. Una familia conformada por 40 hermanos que ha vivido de primera mano este cambio de generación con el que se mantiene vivo el apellido Durán.

Aunque el grupo escultórico, obra del zamorano Ramón Álvarez que sustituyó a otro más simple, se remonta a 1885, no fue hasta el 2001 cuando tras una reforma y ampliación de la mesa se abandonó el sistema a ruedas para portarla a hombros. Desde entonces, Miguel Duran ha portado sin excepción este paso que ahora queda en manos de su vástago tras unas breves horas de carga conjunta. 

Finalmente, el relevo se ha efectuado bajo los banzos. Ni el mal tiempo ni las dudas han podido a la ilusión de un padre y un hijo que, si bien no han llegado a vivir el descanso entre reverencias y sopas de ajo en las Tres Cruces, sí dejan grabado en su memoria este legado tras años de espera. 

Miguel Durán padre e hijo con el paso de La Crucifixión. Fotografía: CEDIDA
Hermanos de paso de La Crucifixión. Fotografía: CEDIDA