El terciopelo morado, testigo de la devoción en la Semana Santa de Zamora

Compuesta por 2.500 cofrades, esta venerable institución viste sus túnicas y caperuzas de terciopelo morado, ceñidas con cíngulos amarillos, mientras portan con orgullo una vara rematada con una cruz

Surgió con la noble misión de rememorar los sufrimientos de Jesucristo, para que la humanidad nunca olvidara el sacrificio redentor del Hijo de Dios

La Vera Cruz desfila en un soleado Jueves Santo_26
photo_camera La Vera Cruz desfila en un soleado Jueves Santo_26

Con más de cinco siglos de historia, la Cofradía de la Santa Vera Cruz emerge como un faro de devoción y tradición en el corazón de la ciudad. Fundada en el año 1508, esta venerable institución ha sido testigo de incontables momentos históricos y ha mantenido viva la llama de la fe durante tanto tiempo.

Su origen se remonta a una época donde la religión y la devoción eran pilares fundamentales de la vida cotidiana. Surgió con la noble misión de rememorar los sufrimientos de Jesucristo, para que la humanidad nunca olvidara el sacrificio redentor del Hijo de Dios. Durante siglos, ha desempeñado un papel crucial en la vida espiritual de Zamora.

Sus procesiones, marcadas por el recogimiento y la solemnidad, han sido un testimonio vivo de la pasión y muerte de Cristo. Aunque en el pasado los disciplinantes derramaban sangre en actos de penitencia, esta práctica fue prohibida en 1768. Sin embargo, la esencia de la cofradía perdura, llevando consigo la tradición y la devoción de generación en generación.

A lo largo de los años, la Cofradía de la Santa Vera Cruz ha enfrentado desafíos y cambios, pero su espíritu indomable ha prevalecido. En el siglo XX, experimentó una importante revitalización, recuperando el esplendor de sus procesiones y fortaleciendo su comunidad de fieles. 

En la actualidad sigue siendo un faro de luz en la Semana Santa de la ciudad. Compuesta por 2.500 cofrades, esta venerable institución viste sus túnicas y caperuzas de terciopelo morado, ceñidas con cíngulos amarillos, mientras portan con orgullo una vara rematada con una cruz.

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