Oración en la noche

photo_camera Imagen de Jesús de Luz y Vida en la bajada hacia el Cementerio

A las 20:30 se acabó el ruido y sólo quedo silencio como forma de expresar el dolor, y a la par el recuerdo, por todos los hermanos fallecidos de la Semana Santa, en especial por los últimos en irse, esos que fueron el principal motivo de los rezos de los cofrades que acompañaron a Jesús de Luz y Vida hasta el cementerio.

El ruido, los problemas de la Hermandad, la notoriedad pública de Luz y Vida en las últimas semanas quedaron en un impás cuando Jesús salió del atrio de la Catedral y abrió los brazos a todos los hermanos para enseñarles el camino hacia la luz, hacia la claridad, hacia la otra orilla del Duero donde aguardan muchos de sus hermanos, donde aguarda la postrer vida.

Con la noche cayendo sobre Zamora, la Hermandad de Jesús Luz y Vida volvió a ser protagonista de la Pasión zamorana por su fin inicial, el de rezar una oración por los fallecidos, por todos los que algún día formaron la Semana Santa en la fila, bajo unas andas o simplemente desde la acera. En esa corona viajaban tantos pétalos como recuerdos de aquellos a los que guarda el Camposanto y tras el dolor, Jesús abriendo su corazón para albergar a todos sus hermanos.

Y los menos de 300 cofrades que quisieron acompañar a Jesús con la túnica, muy lejos de aquellos más de 1.000 que un día desfilaron, quisieron hacerlo por amor y respeto a esa imagen y al acto de homenaje a los fallecidos. Otros, decidieron verlo desde la acera o sintíendolo muy cerca, pero sin querer participar en una procesión que, una vez acabada, volverá al ruido.

El Duero, que siempre escucha, ha oído, semanas atrás, el murmullo de sus gentes, el clamor de estos y aquellos por amor a la cofradía, a oído a los hijos de Hipólito y, posiblemente, ha escuchado las palabras del escultor, que se asoma cada mañana a ver como baja el agua clara del pulmón zamorano. El Duero quiso asomarse, una vez más, y escuchar como caminaba Jesús, como volvia a hacer Evangelio en la noche y a unir las dos márgenes en la oración colectiva y silente por todos aquellos que nos han dejado.

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