La Vera Cruz realiza una oración cantada en San Juan, ante la mirada del Nazareno de la Vera Cruz y de la Virgen de la Soledad, con un pequeño aforo de 25 personas entre los que se encontraban directivos, devotos y cargadores del Nazareno.
Al son de una guitarra, de una forma muy amena, especialmente para los más pequeños, algunos de ellos lectores de las diferentes lecturas y siempre bajo la atenta mirada de un Nazareno de la Vera Cruz que abandonó su capilla para situarse en el altar mayor de San Juan de Puerta Nueva y la madre, la Virgen de la Soledad, en su mesa, a un lado, con la mirada siempre baja, observando a sus hijos.