Mombuey vive un Viernes Santo de luto y meditación entre agua y viento

Mombuey (Zamora), Viernes Santo — Bajo un cielo encapotado que amenazaba lluvia, el municipio de Mombuey celebró hoy una jornada de recogimiento, silencio y solemnidad que arrancó con el tradicional Vía Crucis matinal y concluye con la procesión de La Soledad.

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Vía Crucis pese al aguacero anunciado

A primera hora, las primeras gotas cayeron sobre el empedrado del casco antiguo, pero ni el viento ni la amenaza de tormentas consiguieron frenar el paso de los cofrades y vecinos que, provistos de paraguas y velas, recorrieron las catorce estaciones del Vía Crucis aunque la última tuvo que realizarse en la Iglesia. El cortejo partió de la iglesia parroquial, deteniéndose en pequeñas capillas de barrio y puntos singulares donde se rememoró el drama de la Pasión. Cada estación estuvo marcada por el silencio respetuoso y el rezo colectivo, que resonó entre fachadas y rincones centenarios.

2. Por la tarde, el Santo Entierro y la emblemática “Urna”

Al caer la tarde, la Cofradía del Santo Entierro se dará cita de nuevo en la iglesia para preparar la procesión de La Urna, su acto más distintivo. Tras el toque de campanas, los nazarenos enfundados en túnicas oscuras alzarán el paso del Cristo Yacente, depositándolo con cuidado en la urna de cristal tallado. El cortejo avanzará por las principales vías del pueblo, flanqueado por mujeres ataviadas con mantillas negras y portadoras de cirios. En cada esquina, el paso se detendrá brevemente para permitir a los fieles renovar su plegaria y dejar una flor junto al féretro.

3. Cierre con “La Soledad” y música fúnebre

Cuando la noche se adueñe si el tiempo no lo impide de Mombuey, la Cofradía de la Virgen de la Soledad cerrará la jornada con su procesión homónima. La imagen de la Dolorosa avanzará al compás de un toque fúnebre de tambores, cuya cadencia grave impregna de emoción las calles más estrechas. Los cofrades, acompasados en un luto profundo, portarán la talla en silencio, solo interrumpido por el eco seco de los redobles. La plaza mayor debe ser el escenario final, donde una breve oración ponga el broche de paz a un día marcado por el luto y la meditación.


Con estas ceremonias, Mombuey reafirma su arraigo a la Semana Santa como tiempo de introspección, memoria y comunidad. Mañana, con el Sábado de Gloria, la villa se prepara para acoger la Vigilia Pascual y anunciar la esperanza de la Resurrección.

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