Miércoles Santo en Villalpando: El Silencio que marca la Penitencia

El Miércoles Santo en Villalpando vivió una noche cargada de espiritualidad y recogimiento, protagonizada por la Procesión del Silencio, un acto cargado de devoción que marcó la jornada con un ritual solemne y profundo.
Villalpando portada
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A las 21:30 horas, los vecinos y devotos se dieron cita en la Plaza San Nicolás, donde se realizó el tradicional juramento de silencio, el cual dio paso a la procesión que acompaña al Cristo de la Pasión y a La Dolorosa.

La solemne procesión avanzó por las calles de Villalpando, recorriendo el itinerario tradicional: Plaza San Nicolás, calle Amargura, plaza Santo Domingo, calle Liceo, Plaza Mayor, calle Real, Plaza Las Angustias, Plaza San Andrés y regreso. A lo largo del recorrido, el silencio reinaba, solo quebrado por los pasos pausados de los cofrades y el leve sonido de los faroles. Este silencio no es solo un vacío sonoro, sino una manifestación profunda de la penitencia, la oración y el respeto hacia el sacrificio de Cristo.

Los cofrades, ataviados con sus túnicas y caperuz, avanzaron en una unión de fe y devoción que invadió el ambiente de la noche. La imagen del Cristo de la Pasión y La Dolorosa eran portadas con devoción, generando una atmósfera de reflexión y recogimiento en cada esquina del recorrido.

Este Miércoles Santo, Villalpando se llenó de una austeridad y solemnidad que recordó, una vez más, la importancia de mantener vivas las tradiciones y de vivir la Semana Santa con respeto, reflexión y devoción. El Silencio que marcó esta procesión fue, sin duda, el reflejo de la profunda espiritualidad de un pueblo que, año tras año, se reúne para vivir este momento con intensidad, sin necesidad de palabras, solo con la fe y el alma.

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