Lunes Santo en Zamora: El Cristo de la Buena Muerte reina entre los vivos

Bajo el manto de la noche zamorana, el Lunes Santo se despierta con una solemnidad única mientras la Hermandad del Cristo de la Buena Muerte inicia su procesión en la noche de penitencia y respeto. Este año la Hermandad cumple medio siglo de existencia.
Procesión Cristo de la Buena Muerte (15)
photo_camera Procesión Cristo de la Buena Muerte (15)

 En esta jornada las calles de Zamora se visten de silencio y solemnidad, pero la Plaza del Palacio del Cordón o de Santa Lucía, se convierte en un escenario sagrado donde resuena el canto de Jerusalem Jerusalem, entonado por el coro de la hermandad. Entre teas y sandalias, estameñas y penitencia, el silencio y el respeto envuelven cada paso, creando un espectáculo de devoción que trasciende el tiempo en Zamora.

El Cristo de la Buena Muerte

El protagonista de esta noche solemne es el Cristo de la Buena Muerte, una imagen que carga consigo la carga simbólica de la pasión y el sacrificio. Cada año, su procesión se convierte en un acto de profunda devoción, marcando el Lunes Santo con un legado que se transmite de generación en generación en Zamora. Este 2024 en su 50 aniversario, la procesión cobra aún más relevancia, el Cristo que reina entre los vivos se consolida como una imagen de veneración y respeto y la procesión una de las más esperadas a lo largo del año, la Penitencia es clave y así lo reflejan sus estatutos y los hermanos que de forma seria y ordenada mantienen una austeridad crucial.

Jerusalem Jerusalem en la Plaza de Santa Lucía

La Plaza del Palacio del Cordón o Santa Lucía, se viste de espiritualidad cuando, en medio de la procesión, el coro de la Hermandad del Cristo de la Buena Muerte entona el emblemático "Jerusalem Jerusalem". Este canto, lleno de fervor y significado religioso, resuena en el corazón de los presentes, creando una conexión tangible entre la comunidad y la liturgia de la Semana Santa. El silencio se hace allí, y también el rito y la espiritualidad de la cofradía más seria y austera de la ciudad.

 

Teas y Sandalias, Estameñas y Penitencia

La procesión del Cristo de la Buena Muerte se distingue por elementos que evocan la penitencia y el recogimiento. Los participantes, con sus teas que iluminan la oscuridad de la noche, avanzan con sandalias que simbolizan la humildad y la conexión con la tierra. Las estameñas, túnicas que fluyen con solemnidad, son el manto que envuelve la devoción de los cofrades. Cada paso, cada gesto, se convierte en un acto de penitencia y entrega.

Silencio y Respeto

 La atmósfera del Lunes Santo en Zamora está impregnada de un silencio respetuoso que se convierte en un lenguaje propio. Los pasos procesionales avanzan en medio de la quietud, rompiendo el silencio solo con el murmullo de los rezos y el sonido tenue de las teas. Es un momento de comunión espiritual donde las palabras se tornan innecesarias, y el respeto hacia la tradición religiosa se manifiesta en la paleta de emociones que se reflejan en los rostros de los espectadores.

Un espectáculo de devoción

La procesión del Cristo de la Buena Muerte en el Lunes Santo es más que un desfile; es un espectáculo de devoción que se despliega en las calles de Zamora. Entre el juego de luces de las teas, el sonido del coro y el silencio que abraza cada rincón, la comunidad se sumerge en una experiencia espiritual que trasciende lo terrenal.

En el Lunes Santo de Zamora, la Hermandad del Cristo de la Buena Muerte teje un tapiz de devoción que une el pasado y el presente. Entre "Jerusalem Jerusalem" y el silencio respetuoso, la procesión se convierte en un acto sagrado donde la espiritualidad se entrelaza con la historia de Zamora. Bajo la luz tenue de las teas, el Cristo de la Buena Muerte avanza, recordándonos que la Semana Santa es un tiempo de reflexión, sacrificio y comunión que perdura en el alma de la ciudad y en el corazón de quienes la viven con profunda devoción.

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