Aunque el marco del concierto era el Teatro Principal, el espectador cerraba los ojos y se transportaba a cualquier calle de Zamora en los días de Semana Santa. La Banda de Música de Zamora, codirigida por David Rivas y Alejandro Fernández, ha ofrecido esta tarde su tradicional concierto de marchas fúnebres como anticipo de la inminente Pasión que se dispone a vivir Zamora en apenas unos días.
Así, en la primera parte -dirigida por Alejandro Fernández- la Banda de Música de Zamora ha interpretado conocidas marchas fúnebres como Dolor de una Madre, de Ángel Rodríguez; El héroe muerto, de Mariano San Miguel (pieza recuperada del repertorio tradicional de marchas de la Pasión zamorana); Nuestra Madre, del zamorano Pedro Hernández; o Getsemaní, de Ricardo Dorado.
La segunda parte, ya dirigida por David Rivas, ha incluido un repertorio conformado por Cristo de la Sangre, de Emilio Cebrián; Crucifixión, del zamorano Jaime Gutiérrez; Adoración, de Miguel Pascual; Perdónalos, de David Rivas y Cordero de Dios, de Ricardo Dorado.
Como bises, la Banda interpretó dos de las marchas imprescindibles de la Semana Santa zamorana como son Mater Mea, de Ricardo Dorado, o la marcha fúnebre de Thalberg, auténtico himno "oficioso" de los zamoranos, que ilustra la madrugada del Viernes Santo en Zamora, cuando es levantado el "Cinco de Copas" en la iglesia de San Juan.
Además, en el transcurso del concierto los niños que salen nuevos este año han recibido un obsequio.