A las cinco en punto, las puertas de la iglesia de San Juan Bautista se abrieron para acoger la Misa de la Cena del Señor. Bajo las bóvedas centenarias, cofrades del Ecce Homo y nazarenos participaron activamente en el lavatorio de los pies, gesto que precedió a la solemne reserva del Santísimo en el Monumento. Mientras tanto, los nazarenos portaban con cuidado los varales del palio que cobijaría al Santísimo durante el recorrido.

Con el fin de preservar la seguridad ante el viento y la amenaza de lluvia (que finalmente no se materializó), el cortejo se ordenó de la siguiente manera: abría la Cruz Parroquial de Santa María, seguida por el paso de la Oración en el Huerto y el de Jesús atado a la columna. Tras el cuerpo principal de nazarenos, avanzaron los tronos de Jesús Nazareno y de la Virgen de los Dolores, cuyos rostros tallados parecían cobrar vida al filtrarse la luz mortecina de los cirios. También el ECCE HOMO significado anoche participa en esta procesión de la Pasión. Al igual que la Cruz parroquial de Santa María del Castillo, portada por un nazareno. La Oración en el Huerto (Se une a la procesión en la Plaza Mayor). Jesús atado a la columna (Se une a la procesión en la Plaza Mayor). Cruz parroquial de San Juan Bautista, portada por un cofrade del Ecce Homo.Cofradía del Ecce Homo: Estandarte, cuerpo de cofrades, vara y paso. Hermandad de Jesús Nazareno: Estandarte, cuerpo de hermanos, vara y paso. Cristo de la Zarza (Se une a la procesión en la Plaza Mayor). Virgen de los Dolores

El itinerario, tan riguroso como tradicional, discurrió por las calles adoquinadas sin grandes modificaciones, y la atmósfera de recogimiento solo se rompía por el crujir de la madera y el suave golpeteo de los tambores. A pesar de la gran afluencia de público, la procesión fluyó con disciplina y solemnidad hasta su regreso al templo.
La jornada cofrade continuó por la noche: a las 22:00 horas, en la misma iglesia de San Juan Bautista, tuvo lugar la Hora Santa, un momento de oración y reflexión en torno al Monumento. Y a las 23:00, la Hermandad de Jesús Nazareno dio inicio al primero de los tres Vía Crucis móviles que organiza durante el Triduo Pascual. Sin itinerario fijo, el hermano portador de la Cruz guía a sus compañeros por rincones elegidos al albur de la tradición, marcando el ritmo de las estaciones con un antiguo compás destinado a facilitar la memorización de las oraciones.
Para cerrar la intensa jornada, la Adoración Nocturna de Fuentesaúco convocó a fieles y cofrades a las 00:30 en una Vigilia solemne ante el Monumento al Santísimo. Así, entre incienso y cirios, se selló un Jueves Santo en que la devoción y la historia volvieron a fundirse en las calles de Fuentesaúco.
