El catedrático Fernando Primo Martínez pronunció ayer el pregón de la Semana Santa de Zamora en el precioso marco del Casino-Palacio de Figueroa con un evocador discurso sobre la Pasión que viven los zamoranos que trasladó a los presentes a las calles, emociones y devociones que siente la ciudad durante la Semana Santa.
Flanqueado por los Crucificados de Hipólito Pérez Calvo y de Fernando Mayoral que desfilan en la noche del Martes Santo en la Hermandad Penitencial de las Siete Palabras (cofradía de la que el pregonero fue abad y fundador, fuertemente vinculada a toda su familia), Fernando Primo logró trasladar a los presentes a las emociones y sensaciones que se viven en Zamora en los días santos. Además de la presidenta de la Junta pro Semana Santa, Isabel García Prieto, y varios miembros del Consejo Rector, al pregón asistió también el escultor salmantino Fernando Mayoral, autor asimismo de los grupos de la Santa Cena y La Conversión del Centurión.
Regresar a Salamanca sirvió para retroceder 50 años en el tiempo, volver a la adolescencia e iniciar su alocuión con una referencia a la fundación de las Siete Palabras, hermandad que este año celebra sus Bodas de Oro. "Me van a permitir que inicie este pregón con un emocionado recuerdo a esos años. En esta ciudad, se gestó esta hermandad. Un grupo de siete jóvenes estudiantes, Juan Manuel Nieto, Félix Frades, J.Luis Tornero, Luis Portela, Loli Galache, Mª Carmen Hidalgo y yo mismo, más Carlos Fernández y Alberto García Cortés desde Zamora, con edades entre los 17 y los 20 años, dábamos un impulso a la Semana Santa de Zamora en unos tiempos tan difíciles socialmente, los de la tradición y la renovación, como fueron los finales de los sesenta. Fuimos el ariete de las cofradías que vendrían después: Buena Muerte, Espíritu Santo y Luz y Vida".
Tampoco olvidó el pregonero su condición de cargador, con una especial mencion a los cargadores."Quiero rendir tributo de admiración y respeto a todos los cargadores que nos dan el mayor ejemplo de solidaridad. Debajo de los banzos o soportando el peso de las andas, personas de toda condición social se unen en el esfuerzo. Todos son iguales, son hermanos y lo demuestran a lo largo de los 365 días del año. Se acompañan en los momentos felices pero también en los tristes y duros, como era uno de los fines de las hermandades desde que se fundaron. El abrazo al final de los desfiles, agotados y sudorosos, es uno de los momentos más emotivos para mí".
Sus palabras tuvieron una mayor carga emotiva al referirse al grupo de carga de Luz y Vida. "Es el Sábado de Dolores. La última de las Cofradías creadas en Zamora, Jesús Luz y Vida, quiere recordar a todos los que nos han precedido y que descansan en el cementerio. Hacia allí, pues, van acompañando a la imponente imagen de Jesús Luz y Vida, realizada por el escultor zamorano Hipólito Pérez Calvo, portada en andas por hermanos y hermanas en íntima comunión. Es el contraste ya entre la oscuridad de la noche sabatina en un cementerio, con la imagen de ese Jesús que nos promete la Luz y la Vida. Como S. Juan de la Cruz, en su itinerario místico, podríamos decir: "Oh noche amable más que la alborada". " Los recuerdos se agolpan de manera acronológica para evocar junto a otros sesenta hombres y mujeres que portan la extraordinaria imagen de Jesús en unas andas, la bajada de San Ildefonso y la llegada al Camposanto para orar, rendir homenaje y cantar el De profundis o el Recordare a los que ya han partido. (Desde hace dos años, uno de sus cargadores es recordado por sus hermanos en ese lugar sagrado donde sus restos reposan). Ese día será, no quien rece la Oración de Difuntos, sino a quien encomendemos en nuestras oraciones. La amistad que surge de esas horas de caminar hombro con hombro con gentes de todas las edades y condición social, y a los que, a partir de ese momento serán ya hermanos los trescientos sesenta y cinco días del año, es una de las características singulares de nuestra Semana Santa".
La luz, los sonidos, los rincones, sabores y olores de la Semana Santa fueron descritos por la bella prosa de Fernando Primo, profesor de generaciones enteras de zamoranos y de algunos de quienes han sido ya pregoneros de la Pasión, hasta inundar del espíritu que vive Zamora en Semana Santa el impresionante marco del Casino salmantino.
Es catedrático de Lengua y ha sido docente durante muchos años, pero ante todo Fernando Primo es un semanasantero de corazón, cofrade del Silencio y del Yacente, fundador de las Siete Palabras y cargador de Las Marías, que ha sabido transmitir esa pasión a sus hijos y que ahora lo hace a sus nietos. Con su hijo Fernando -cargador también de Las Marías, el Cristo de la Expiación y Jesús Luz y Vida, fallecido en 2014-, en el corazón siempre, sus más emotivas y hermosas palabras, seguro, llegaron a lo alto.