Emoción a flor de piel en una noche de Viernes Santo

Las esquilas del barandales resonando en el Teatro Principal, los ecos del Stabat Mater llorando por una madre, la Banda de Zamora interpretando es himno inconfundible de Zamora que es Thalberg y el lamento de las cornetas rasgando el cielo raso. La música, los sonidos y un guión que llevó a todos los presentes a vivir, con la emoción a flor de piel, una noche de Viernes Santo en Zamora.

Las imágenes del proyector trasladaban al espectador a San Vicente. La puerta que cruje al abrirse, los focos de las cámaras que buscan las primeras instantáneas y un chelo vibrando bajo las estrellas de la noche del Viernes Santo. El guión, realizado por Ana Pedrero y Javier Martín llevaba a todos los presentes, que llenaron el Teatro Principal, a vivir, desde dentro, lo que acontece desde las 23:00 horas hasta que se recoje Nuestra Madre, así, sin apellidos.

Barandales, la banda de cornetas y tambores, las marchas fúnebres, destacando Thalberg o El Dolor de una Madre y el coro cantando un Stabat mater que hacía trasladarse a todos hasta la Plaza Mayor de Zamora, cuando la noche ya es dueña de Zamora, cuando el día más largo del año torna a su fin.

Y de pronto olía a incienso, crepitaban las llamas y la cera creaba una capa sobre las losas del Principal. Jesús en su Cruz de Carne se hacía presente y Nuestra Madre caminaba en el silencio de un Teatro Principal que enmudeció con esta representación que colocó, sobre el escenario del teatro, a más de 300 personas.

Galería de fotos de Rafa Lorenzo.

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