El Señor espera a Zamora

Sobre su mesa procesional, en el trascoro, sobre la lápida del obispo Gregorio Martínez y tras un acto a puerta cerrada, íntimo, con el personal necesario únicamente, el Santísimo Cristo de las Injurias aguarda a su ciudad hasta el Miércoles Santo.

Lo que otros años había sido bullicio silencioso, un ir y venir de zamoranos y forasteros que, en ocasiones por casualidad, en una visita a la Catedral se encontraban con el imponente vuelo del Cristo de las Injurias; en otros casos como un día señalado en el calendario para vivir uno de esos tesoros que esconde la Pasión zamorana.

Galería de imágenes de Marcos Vicente. 

Fue un día de emociones, de recordar a los que no estaban, de volver a ver a los que no se pudieron ver el año pasado. Con un aforo muy reducido, con muy pocos espectadores más allá de los necesarios para poder hacer que el Santísimo baje de su altar a su mesa. Con mucho mimo, tras una oración y siempre con la mirada de admiración de un niño, los encargados de bajar al Señor de Zamora llevaron a cabo el lento proceso hasta que el Santísimo Cristo de las Injurias voló bajo la Catedral de Zamora a la espera de recibir a su ciudad y ofrecerles, con un juramento interno de Silencio, su perdón.

 

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