La procesión de la Virgen de los Dolores regresó a las calles de Benavente tras medio siglo de ausencia, organizada por la Cofradía de Jesús Nazareno como colofón al tercer día del triduo previo a la Semana Santa. La tarde estuvo marcada por la incertidumbre debido a la persistente lluvia, lo que obligó a la hermandad a tomar la difícil decisión de adaptar el recorrido.
Finalmente, y pese a las condiciones climáticas adversas, la procesión se llevó a cabo en un trayecto corto alrededor de la iglesia de Santa María, con la imagen de la Dolorosa protegida por un plástico. Los cofrades, vestidos de negro, estuvieron acompañados por la Asociación Las Candelas, la Asociación Amigos de la Capa y numerosos fieles que desafiaron la lluvia con paraguas.
El acto estuvo encabezado por Luis Antonio Pedraza, seguido por la Banda de Cornetas y Tambores de La Bañeza, y concluyó de forma emotiva en el interior del templo, con la interpretación del Ave María a flauta y tamboril y el canto de la Salve. Una muestra clara de devoción y perseverancia frente a las inclemencias del tiempo.
