Llegó el día. El Cristo de la Buena Muerte descendía de su posición habitual en el atrio del altar de la Iglesia de San Vicente a las andas con las que vigilará la noche del lunes Santo.
No más de una docena de hermanos dirigidos por Felix Gómez, el presidente de la Hermandad del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, se iniciaban las maniobras de descendimiento de un Cristo que acompaña a decenas de hermanos en la noche del lunes Santo en la Bien Cercada.
La Zamora de la Buena Muerte de la seriedad y austeridad del Jerusalem y de una noche de silencio, hachones y teas, una noche de penitencia por un Dios muerto que pasean por las angostas calles del casco antiguo de la ciudad del románico, menos de una decena de hermanos que se turnan en el viaje de los mortales hacia el más allá, ya está dispuesto en la Iglesia de San Vicente en su posición de procesión.

Se volvió a poder estar muy cerca del Cristo Muerto, del crucificado, de una de las imágenes más veneradas de la Semana Santa de Zamora en la postura más dura de una muerte anunciada tras siete palabras de agonía.
La Hermandad del Santísimo Cristo de la Buena Muerte ya tiene a su figura principal en las andas donde poder tener más cerca a ese emblemático Señor Crucificado.
En esta semana y hasta el día de su desfile penitencial permanecerá en las andas muy cerca de los mortales que creen en su Resurrección.
GALERÍA DE IMÁGENES
Zamora ya tiene en el altar de San Vicente al Santísimo Cristo de la Buena Muerte, un lugar de culto ahora mucho más lleno y cercano de una imagen emblemática de la Semana Santa de Zamora.
