Es Viernes Santo en Aliste, Bercianos ha vuelto a vestir el luto blanco de mortaja por la Muerte del Señor
El Sermón del Descendimiento y la procesión del Santo Entierro adquieren el protagonismo de la tradición religiosa del viernes en el pequeño pueblo de la Zamora vacía de Trabazos de Aliste. Una Pasión diferente para los vecinos y los visitantes que han convertido esta pequeña población en una de las manifestaciones religiosas más populares, con mayor carga emocional y dramatismo, a la vez que la solemnidad característica de la Semana Santa de Zamora. Una tarde más Bercianos se veía en los ojos de cientos de visitantes cámara en mano para inmortalizar el momento de la Procesión del Santo Entierro, un entierro estilo alistano que marca a quien lo contempla este año con mascarilla incluida hasta del clero.
El Viernes Santo en Bercianos de Aliste arranca a primera hora de la mañana, cuando los cofrades se reúnen para montar el escenario donde a media tarde tiene lugar el Sermón del Descendimiento, tras el sermón que este año lo ha oficiado un joven sacerdote de Benavente, Jose Alberto. Un hombre joven que aludió al salmo 50 donde el Miserere se hizo carne y rito de hoy día donde sus palabras que evocaban épocas antiguas podían compararse con el hoy. Continuas reseñas bíblicas, con grandes espacios en un comentario centrado y lleno de apuntes en base al sentido de la vida ante el sentido de Dios.
Pero ello fue antes de la esperada procesión en la que medio pueblo participa o más de la mitad puesto que los amortajados en vida con su atuendo blanco tienen compañía femenina en el negro del luto por la muerte de Jesús que es desclavado de la cruz por dos hombres de dios y los hermanos de la cofradía del Santo Entierro de Bercianos.
Con recomendaciones de mascarilla puesta y con cientos de personas que no tuvieron ningún percance gracias a la ayuda desinteresada de Protección Civil de Alcañices y Guardia Civil, todo transcurrió con las típicas estampas de intento de inmortalizar los momentos álgidos, tanto de un Sermón que este año si se ha podido dar y de una procesión que no deja indiferente a quien la contempla.
Distintas generaciones comparten horas de esfuerzo y dedicación para que en el momento cumbre de la Semana Santa en Bercianos nada falle. Hijos, nietos, primos junto con padres, madres y abuelos y abuelas hacen de esta tarde un momento especial y no solo por la fecha sino por la relevancia que tiene a nivel provincial, autonómico, nacional o mundial.
En años pasados sin pandemia estuvimos allí para contárselo o intentárselo contar en directo pero nada pudo hacerse en cuanto a la cobertura móvil se refiere, este año igualmente las cosas no han cambiado, imposible trasmisiones de datos o imágenes, Aliste sigue con graves problemas de cobertura. Años atrás antes de la pandemia pero en el que la nieve y la lluvia obligaron a celebrar en la misma iglesia, fue Jesús Campos profesor de la Universidad en el Campus Viriato y ex Párroco de la Iglesia de San Lorenzo el que ofreció el Sermón del Descendimiento, tras él Pedro Faúndez Mayo el Director de los Seminarios Mayor y Menor de Zamora quien hizo los honores y los rezos el que pidió por todos los presentes y por los vecinos de Bercianos y en este 2022 año de reencuentro y de alegría por poder celebrar ha sido el párroco benaventano Jose Alberto el que se dirigió a los presentes para glosar sobre el salmo 50 que tiene al Miserere como protagonista. Dionisio Alba presidente de la Hermandad de Penitencia de Jesús Yacente disfrutaba también de un reencuentro con la tradición alistana.
Los vecinos de Bercianos de Aliste abarrotaron el aledaño preparado junto a la iglesia de San Mamés para la celebración de los Santos Oficios. Por la mañana en los preparativos y en ellos se realiza el rito de la conocida como 'Adoración de la Cruz', el desfile de todos los cofrades de la hermandad que uno por uno se acercan al altar del templo a besar la talla del cristo de la Cofradía.
A partir de las 16:00 horas en la plaza, junto a la iglesia de San Mamés los preparativos tomaban protagonismo, se descubrían en el centro de la plaza, el cristo crucificado en su cruz de madera y la Virgen Dolorosa a la vez que la urna que albergaría el cuerpo de Cristo Muerto. A la espera de la llegada de los cofrades, las mujeres de mayor edad rompen el silencio con sus largos y sonoros cánticos.
En punto y a la hora señalada, los cofrades vestidos con sus túnicas blancas de lino, esas que les servirán de mortaja el día de su entierro, salían del templo ordenados y cantando sus peticiones de perdón hacia la pequeña plaza y haciendo suyo el desgarrador Perdón Oh Dios Mío.
Una vez reunidos alrededor de las tallas de Cristo y la Virgen junto con la urna, el párroco inició el comentario basado en el Salmo 50 y posteriormente el ritual del Sermón del Descendimiento, un discurso único cada año y que siempre finaliza con el mismo ritual: el desenclavamiento de Cristo, una talla articulada del siglo XIX que recogen los cofrades de Bercianos a los pies de la cruz y que han desenclavado dos sacerdotes. Los cofrades presentan a su madre, la Virgen Dolorosa, el cuerpo yacente de su hijo y a continuación la introducen en la urna de cristal donde permanecerá hasta el siguiente Viernes Santo.
Y así, con el Cristo crucificado convertido en Yacente, se iniciaba la procesión del Santo Entierro una procesión que lleva al crucero del cementerio donde dejan la Cruz de Cristo y posteriormente la saludan rodilla en tierra.
En la procesión primero los mozos del pueblo portando los pendones o estandartes, a continuación los cofrades con sus túnicas blancas y, repartidas entre ellos, la urna e insignias de la hermandad. Los mayores y los que acaban de solicitar la admisión en la cofradía, les seguían vestidos con las capas pardas alistanas; tras ellos, las mujeres vestidas de riguroso luto y la talla de la Virgen Dolorosa que portan las mozas de la localidad a hombros; y, en último lugar, los sacerdotes y el resto del pueblo de Bercianos.
La procesión del Santo Entierro, al igual que el desfile de La Carrera del día anterior, transcurre por un Vía Crucis hacia la parte alta de la localidad, el Calvario, donde hay tres cruces que circundan todos los procesionantes mientras los cofrades cantan el Miserere. Los hombres, ataviados con mortajas lo hacen en latín y el resto, en castellano.
Ya en el Calvario, se repite el rito del Jueves Santo: depositan la Cruz de la Cofradía ante las tres cruces de granito y cantan Las Cinco Llagas con las correspondientes pausas para los Padrenuestros. Al finalizar, la comitiva continúa su camino de regreso al templo.
El Viernes Santo en Bercianos de Aliste no finaliza ahí por la noche, cuando la mayor parte de los turistas y visitantes ya se han ido y el pueblo empieza a recobrar la normalidad, los cofrades vuelven a a la iglesia de San Mamés, ya sin mortajas iniciarán la vela en presencia de la Virgen María en el dolor frente a la muerte de su hijo. Así se construye un ritual, el de una de las procesiones más sobrecogedoras de la Semana Santa de toda la provincia la de Bercianos: la procesión de La Soledad.
