Ni la lluvia que apareció al principio pudo con el magnetismo del Lago de Sanabria, que este sábado volvió a convertirse en un escenario único para la música y la cultura. Numeroso público se acercó a la Playa de Viquiella, en Galende, para disfrutar de una tarde en la que la tradición y la innovación se dieron la mano.
La jornada comenzó con la exhibición de visparras de Vigo de Sanabria y la fuerza de la música popular de la gaita sanabresa “Atrapallada”, que arrancó aplausos y emoción entre los asistentes. El broche de oro llegó con el esperado concierto de Edgar Olivero, que sorprendió con un gran piano flotante sobre las aguas del lago, en un espectáculo poético y visual que dejó estampas para el recuerdo.
Más allá de la música, la cita tuvo un significado especial. Tras los duros incendios sufridos este verano, la imagen del lago lleno de vida fue un verdadero pulmón de oxígeno para vecinos y visitantes. Sanabria mostró su mejor cara: un territorio vivo, abierto al turismo y con capacidad de emocionar.
En un día en el que por la mañana se alzaba la voz en Madrid frente a la sede de Renfe en defensa de las paradas ferroviarias en Sanabria-Carballeda, por la tarde la comarca demostraba que también sabe reivindicarse con arte, cultura y belleza natural.
Un lago vivo, una comarca que no se resigna y una tarde en la que la música flotó, literalmente, sobre el agua.
