El Lago de Sanabria, un lugar emblemático de España, esconde numerosas leyendas, entre ellas la del antiguo pueblo de Valverde de Lucerna. Según la historia, este pueblo próspero fue una vez un valle fértil hasta que un peregrino llegó buscando refugio y comida. Los habitantes, temerosos de perder sus bienes, lo rechazaron, excepto una familia de panaderos que lo acogió con generosidad.
El peregrino, revelando que era Jesucristo, se sintió decepcionado por la falta de compasión en el pueblo. Decidió castigar a los egoístas, advirtiendo a la familia acogedora que huyera antes de que un terrible torbellino de agua inundara el valle. Su advertencia se cumplió cuando, tras clavar su bastón en el suelo, comenzó a brotar un gran caudal de agua, convirtiendo el lugar en un lago.
Esa noche, una misteriosa figura se acercó al pueblo durante una tormenta, buscando refugio. Tras ser rechazado varias veces, encontró calor en un horno de leña donde unas mujeres le ofrecieron pan. Al agradecerles, les advirtió que solo ellas eran dignas de ser salvadas y les pidió que se quedaran en el horno, mientras él se disponía a castigar al resto del pueblo.
Al amanecer, el valle se había convertido en un gran lago, dejando solo una pequeña isla visible donde antes estaba el horno. Con el tiempo, un vecino intentó recuperar las campanas de la iglesia del fondo del lago, logrando sacar una pero no la otra. Se dice que, el día de San Juan, aquellos que son generosos pueden oír el sonido de la campana perdida, recordando la lección de compasión de la leyenda.