Tres años de sueño para llegar a Berlín. Correr a la zaga de los mejores atletas del mundo con la Puerta de Brandeburgo y la imponente Columna de la Victoria de fondo es cosa de afortunados, soñadores y luchadores. Tres adjetivos que remiten a una misma persona que tras ponerse las botas hace ya diez años decidió sumarse a una de las grandes citas que concentra los grandes récords de maratón del mundo, por delante en muchos casos de Londres, Nueva York, Boston, Tokio y Chicago.
Con 50.000 dorsales de lo más disputados, José Luis Cabello confiaba en la suerte de la llamada "lotería", un sorteo abierto de entrega de dorales entre los atletas aspirantes que desechan la opción de contratar un pack de viaje o que no pueden entrar ya de manera directa en base al tiempo medio y grupo de edad.
Y vaya si le sonrió. Entre las más de 300.000 solicitudes, este zamorano fue 'agraciado' con un dorsal que le otorgaba el 'billete directo a uno de los grandes eventos del año y cuyos orígenes se remontan a la Guerra Fría en la que la ciudad se dividía por el imponente Muro de más de 120 kilómetros de recorrido.
"El 1 de diciembre me comunicaron que estaba dentro y ese mismo día ya preparé el viaje". Sin tiempo para asimilarlo, en apenas unas horas este zamorano se unió a la vorágine de cierre de vuelos, alojamiento y demás preparativos en unos días en los que la ciudad colapsa con todas las plazas hoteleras ocupadas. "En el momento en el que nos dan el dorsal arrasamos con todo".
Con la experiencia de 2018 en la maratón de Roma -en la que se clasificó en el puesto 87 de la general-, el siguiente reto estaba claro. Ni una lesión meses antes de la esperada cita ni las altas temperaturas y la humedad de las tierras levantinas a las que llegó Cabello apenas unas semanas antes del confinamiento derivado del Covid han logrado frenarlo.
"Justo en la San Silvestre Vallecana me lesioné sin saber cómo". Una microfractura que derivó en un edema óseo le obligó a retomar los entrenamientos apostando por la bici como alternativa hasta bien entrada la primavera. Unos entrenos agónicos a 28 grados y con una humedad del 90% durante buena parte del día que le obligó a apostar por disfrutar de la experiencia y compensar el afán de superación con su recuperación física.
Un contaste de temperaturas con la llegada a la capital alemana en la que las condiciones óptimas que hacían arrancar la maratón con valores que rondaban los 14 grados. Con una posición privilegiada en el cajón B -a unos 200 metros de la salida y los puestos de élite-, el recorrido arrancó con un pensamiento grabado a fuego: "Llegaba a la salida sabiendo que tenía que disfrutar y dejarme llevar". Todo pese al "cúmulo de emociones" en los minutos previos al arranque de una cita que, en su caso, se prolongó durante 3:06:38.
Al paso de las bandas de música dispuestas a lo largo de los 42,195 kilómetros de recorrido, Cabello apostaba por "tranquilidad" y "cabeza" fijándose en los detalles de organización de un evento a la altura de su renombre. "En otras carreras hay grupos y DJ's, y allí todo eran cuartetos de tubas, gaitas, flautas traveseras" e, incluso, de cuernos sonoros de dimensiones colosales. Agrupaciones de hasta 80 músicos que acaparaba la atención de este zamorano y músico desde hace años de la banda Maestro Nacor Blanco.
"Tocó apretar dientes y hacer lo que se podía. Sin presión, sin buscar ninguna marca, llegar era mi ilusión". Y vaya si lo consiguió. Buscando el consenso entre el cuerpo y la cabeza, sus pies cruzaron la línea de meta en la posición 3.740 de la general. Un número inolvidable para este amante del deporte que no desiste de seguir sumando pasos mirando ya nuevas metas.
