Iván Martín Báez, mecánico natural del Cubo del Vino (Zamora), ha sido reconocido con el Premio Tierno Galván a la Solidaridad y a los Valores Humanos 2025, un galardón que honra la entrega desinteresada de quienes, sin esperar nada a cambio, lo dan todo por los demás. Iván, junto a su compañero Javier Sendín Martín, también mecánico, protagonizó una historia de generosidad y humanidad que arrancó precisamente en las calles arrasadas por la DANA de Valencia en 2024.
Iván, con raíces profundas en la provincia de Zamora, llevó consigo la esencia de esta tierra: la capacidad de sacrificio, el compromiso vecinal y esa solidaridad rural que no entiende de límites ni distancias. Junto a Javier y otros mecánicos, trabajaron sin descanso entre barro, escombros y vehículos apilados por las riadas, en un escenario desolador en el que su ayuda fue un soplo de esperanza para cientos de valencianos.

“Solo queríamos que la gente pudiera moverse, que los coches no fueran un obstáculo más entre tanto dolor”, explicó Iván tras conocer la noticia del galardón. Su esfuerzo se sumó al de muchos otros voluntarios, pero su historia brilla con luz propia por haber sido de los primeros en llegar, por haberlo hecho por voluntad propia y por representar desde Zamora lo mejor del ser humano.

Reconocimiento a los cuerpos de emergencia
El Premio Tierno Galván también ha querido extender su reconocimiento con sendos premios especiales a los voluntarios de los parques de bomberos de la Diputación y del Ayuntamiento de Salamanca, que se desplazaron a la zona cero de la catástrofe para ayudar en tareas de rescate y achique de agua.
Sus intervenciones fueron decisivas en puntos críticos como el parking de Bonaire en Aldaia, donde, según sus propias palabras, “la destrucción era total, un siniestro de dimensiones que nunca habíamos imaginado”.
Con motobombas y equipos ligeros, los bomberos salmantinos se abrieron paso entre calles inundadas para ayudar a levantar pueblos enteros. Su entrega fue igual de silenciosa que efectiva, y su trabajo incansable les hace merecedores del respeto y agradecimiento de toda la sociedad.
La solidaridad zamorana como ejemplo
En un momento en que la emergencia climática y las catástrofes naturales son más frecuentes, gestos como el de Iván Martín Báez y su compañero demuestran que aún hay lugar para la humanidad en estado puro. Zamora puede sentirse orgullosa de contar entre sus hijos con personas así, que ante el desastre no dudan en coger la furgoneta, llenar la caja de herramientas y ponerse en camino.
Un premio más que merecido, un ejemplo que trasciende fronteras, y una historia que nos recuerda que, a veces, lo más valioso no es lo que se arregla, sino quién está dispuesto a ayudar cuando todo parece perdido.