Fermoselle ha vuelto a reunir a los suyos, esta vez bajo la llamada a la tradición. La fiesta de la matanza ha vuelto a congregar un año más a vecinos y familias enteras en torno a una faena que trata de mantenerse en el tiempo en una época en la que cada vez que se estila menos pese a los esfuerzos por mantenerlo vivo.
Una tradición que ha permitido la subsistencia de familias enteras gracias al aprovechamiento del cerdo. Muy pasado ya el 11 de noviembre, día de San Martín, es ahora aprovechando la vuelta de muchos a su tierra de origen, cuando se apuesta por concentrar el mayor número de matanzas en el mundo rural y que Fermoselle se empeña en conservar con una gran cita en plena Plaza Mayor.
Al ritmo de los tamborileros de Juan del Encina, los vecinos han procedido al chamuscado, despiece, preparación de las chichas, corte de las piezas y asado tradicional. Todo entre la degustación de vinos de la tierra y productos tradicionales en una jornada en la que la tradición y el espíritu festivo brindan la oportunidad perfecta para volver a reunirse.

