Patrullas, grupos y fuegos de campamento, aquellas literas, los sacos de dormir y las mochilas, duchas al aire libre y baños en el río Negro.
Don Paco, el "hacedor" e ideólogo, presume orgulloso de haber podido dar a miles de vidas un descanso veraniego que hizo además en muchos casos de "celestino" entre más de una veintena parejas que, después de pasar por Sejas, contrajeron matrimonio.
En la Alhóndiga, durante unos días, podrán disfrutar de una exposición de muchos de los recuerdos que no pasarán desapercibidos, recuerdos para niños y mayores, para padres, hijos, hermanos y abuelos.
Banderas, chapas, mantas y la lista completa que ha de llevarse a Sejas para disfrutar protegido de los gamusinos y de los ornitorrincos o las raposas.
Cincuenta años de recuerdos que se han transmitido entre generaciones y que mantienen viva una tradición arraigada, la de pasar parte del verano en Sejas de Sanabria. Miles de zamoranos y de niños de otras ciudades y países han dejado su impronta en este paraíso que hoy se muestra en parte de la Alhóndiga.
Una exposición que presumiblemente haga llorar a más de uno y que vista en familia puede dar cientos de alegrías y de recuerdos.
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