Los pueblos desaparecidos de Zamora: la memoria de lo que un día fue

Pueblos Zamora
Zamora es una provincia rica en historia, tradiciones y por supuesto paisajes. Sin embargo, entre su geografía se ocultan capítulos de desolación y olvido que dejaron atrás pueblos enteros.

Estos pueblos desaparecidos o "fantasmas" son testigos mudos del paso del tiempo, de proyectos de modernización, tragedias naturales y transformaciones económicas. A continuación, hacemos un recorrido por algunos de los pueblos que un día tuvieron vida y que ahora solo perviven en el recuerdo.

Argusino: El pueblo que quedó bajo las aguas

En la comarca de Sayago, Argusino es quizás uno de los pueblos más emblemáticos de la memoria zamorana. En 1967, este municipio desapareció para siempre bajo las aguas del embalse de Almendra, construido como parte de un proyecto hidroeléctrico. Sus habitantes, obligados a abandonar sus hogares, tuvieron que adaptarse a nuevas vidas lejos de las tierras que les vieron nacer. Hoy, cuando las aguas bajan, pueden intuirse los restos de lo que fue un pueblo próspero. Cada año, en agosto, los antiguos vecinos se reúnen para recordar y rendir homenaje a su pueblo desaparecido.

embalse almendra argusino (22)

Otero de Sariegos: el fantasma junto a Villafáfila

Cerca de las Lagunas de Villafáfila, Otero de Sariegos es un pueblo que ha sucumbido al despoblamiento rural. Las pocas construcciones que permanecen en pie, como el viejo silo de grano y la iglesia, cuentan la historia de un pueblo que un día tuvo vida. Hoy, el lugar es un refugio para aves y un destino de fotógrafos y curiosos que buscan captar la esencia de un pueblo abandonado. Otero de Sariegos simboliza la lucha de las zonas rurales frente al inexorable abandono. El último habitante dejó la localidad en 2003.

Iglesia de Otero de Sariegos

Chaguaceda: la aldea que desapareció en Sanabria

Enclavado en la comarca de Sanabria, Chaguaceda es un pueblo que desapareció tras la construcción del embalse de Cernadilla en la década de los años 60. Las aguas engulleron casas, caminos y recuerdos. A día de hoy, cuando el embalse reduce su nivel, se dejan ver algunas ruinas, despertando la nostalgia y la curiosidad por lo que un día fue. Chaguaceda es un ejemplo más del precio que pagaron los pueblos zamoranos en favor del progreso hidráulico.

Nieve en Sanabria (1)

Poblado de Castro: una víctima de la despoblación rural

El Poblado de Castro, ubicado en el entorno del embalse de Ricobayo, también sucumbió a la despoblación. Construido como parte de un proyecto hidráulico, en su origen sirvió para alojar a trabajadores de la presa. Con el tiempo, sin actividad económica para sostenerse, el lugar quedó vacío, dejando tras de sí una historia ligada a la construcción y al abandono. Hoy es un lugar olvidado, pero con un importante valor histórico.

Iglesia del poblado de Castro de Alcañices

San Pedro de la Nave: trasladado piedra a piedra

San Pedro de la Nave es uno de los ejemplos más curiosos de cómo un pueblo desapareció, pero su legado cultural e histórico perdura. Este pequeño pueblo se encontraba donde hoy está el embalse de Ricobayo, y su iglesia visigótica del siglo VII fue desmontada y trasladada piedra a piedra para evitar su desaparición. La iglesia se encuentra ahora en El Campillo, pero el pueblo original queda en la memoria y en el fondo del embalse, emergiendo en ocasiones cuando el agua desciende.

Exterior de la iglesia de San Pedro de la Nave en El Campillo

Ribadelago Viejo: la tragedia de la rotura de la presa

En el corazón de Sanabria, Ribadelago Viejo es una historia de dolor y supervivencia. En 1959, la rotura de la presa de Vega de Tera provocó una riada que arrasó el pueblo, causando 144 víctimas y dejando sin hogar a cientos de personas. Hoy, las ruinas del antiguo Ribadelago se mantienen como un recordatorio de aquella tragedia, mientras que el nuevo Ribadelago fue construido a pocos kilómetros para reubicar a los supervivientes. Ribadelago Viejo es un símbolo de resiliencia, pero también un testimonio de los peligros de la negligencia en infraestructuras.

ribadelago vega de tera

La memoria de los pueblos que se desvanecieron

Estos pueblos desaparecidos de Zamora son más que lugares vacíos o cubiertos por el agua. Son historias de vida, de lucha y de transformación. Son también una llamada de atención sobre los efectos de la despoblación rural y los cambios que la modernización trajo consigo. Aunque muchos de ellos ya no existen físicamente, siguen vivos en la memoria de sus antiguos habitantes y en las historias que Zamora conserva como parte de su patrimonio.