jueves. 25.04.2024
Foto tumba en Otero de Sariegos

No hay nada en Otero de Sariegos, salvo ruinas y una tumba. Ni siquiera el cementerio albergaba un alma. Hasta hace unos días. La única sepultura del cementerio pertenece a una mujer de 94 años, vecina del pueblo abandonado, que se vio obligada a marchar de Otero de Sariegos pero que antes de su muerte pidió ser enterrada en el cementerio de la localidad en la que había nacido. 


Desde ese día del camposanto sobresalen dos cruces: la que preside la tumba de la única moradora del cementerio y, a su lado, otra que quedó olvidada tras la marcha del último vecino, un varón que abandonó el pueblo en noviembre de 2003 por motivos de salud. Aquella fecha sentenció para siempre el destino de la localidad, en ruinas y pasto de actos vandálicos.

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Otero de Sariegos está ubicado en la comarca zamorana de Tierra de Campos, entre Villafáfila y Villarín de Campos. El término está dentro de la Reserva de las Lagunas de Villafáfila y se alza como un enclave privilegiado para la observación de miles de pájaros. De hecho, y como máximo símbolo de la España Vaciada, en Otero de Sariegos los conejos y las aves son los únicos habitantes del municipio en la actualidad.

Hay otros contrastes en Otero de Sariegos, el pueblo que carecía de servicios y donde los que no empezaron a mudarse a Villafáfila o a Villarrín de Campos lo hacían a la ciudad. Resulta curioso comprobar que en Otero de Sariegos conviven las ruinas con palomares restaurados con fondos de la Junta de Castilla y León o reformados por particulares.

De hecho, hace cuatro días, el Consejo de Gobierno ha autorizado a la Consejería de Cultura y Turismo la concesión de una subvención de 133.700 euros a la Fundación Re-habitar, para la ejecución y desarrollo del proyecto de restauración, conservación y mantenimiento de los palomares tradicionales de Castilla y León, con el fin de poner en valor la arquitectura tradicional de la comarca de Tierra de Campos.

La Fundación Re-habitar cuenta con 20 palomares tradicionales en régimen de cesión para su mantenimiento y conservación, fruto de los acuerdos firmados con los titulares de los mismos. La mayor parte de estos palomares necesita tareas de mantenimiento y reparación de escasa entidad.

Mientras se restauran palomares, el templo de la localidad, la Iglesia de San Martín de Tours, se alza en un montículo en la entrada de lo que fue el pueblo, solitaria, imponente pero en evidente estado de ruina. Por detrás, el cementerio con una sola tumba.

Los vándalos si han pasado por el municipio abandonado. Ante la ausencia de vecinos y, por tanto, la falta de vigilancia, no han dejado más que tierra y pintadas. "Aquí hay un cadáver. No mirar dentro", reza uno de los grafitis en una casa completamente derruida en su interior, pero que mantiene en p¡e las cuatros paredes a pesar de los "saqueos" de los que ha sido víctima.

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Otero de Sariegos: el pueblo con una sola tumba, en el que solo viven conejos y pájaros