La localidad de Montamarta ha sido testigo de una de las tradiciones más arraigadas y emblemáticas de la provincia: la última aparición del Zangarrón de este año, llevando el nombre de Raúl Rodríguez, en la mañana de Reyes Magos. Este peculiar personaje enmascarado revive las celebraciones ancestrales vinculadas al cambio del solsticio a través de su danza y el sonido resonante de su cencerro.
Con raíces que se remontan a las festividades del cambio del solsticio en la época romana, el Zangarrón es una figura profundamente arraigada en la cultura local de Montamarta, representando la esencia misma del ciclo invernal.
Los vecinos, ansiosos por revivir la esencia de sus raíces y ávidos de tradición, observaron con entusiasmo cómo el Zangarrón emergió en las primeras horas de la mañana. Ataviado con su característico traje y haciendo resonar su cencerro, despertó la alegría y la nostalgia en cada rincón de la localidad.
Armado con su tridente, el Zangarrón se aventuró a felicitar la mañana de Reyes a los vecinos, siguiendo la costumbre ancestral de pedir el aguinaldo. No dudó en azuzar con su tridente a quienes se cruzaban en su camino y resistían la tentación de contribuir con una propina.
La danza del Zangarrón no solo evoca antiguas celebraciones, sino que también establece un vínculo vibrante entre el pasado y el presente de Montamarta. Agradecidos por el retorno de esta tradición, los vecinos se unieron con alegría a la festividad, preservando así una parte esencial de su identidad cultural.
Mientras el Zangarrón ascendía hacia la ermita para pedir el aguinaldo, los vecinos se sumaron a la procesión, compartiendo risas, saludos y el espíritu festivo que marcaba el inicio del año. En un mundo moderno donde las tradiciones a menudo se desvanecen, Montamarta y su Zangarrón son un recordatorio tangible de la importancia de preservar y celebrar la riqueza cultural que ha perdurado a lo largo de los siglos.
