El 16 de este mes terminó la programación de lo que ha sido un gran verano cultural en Vezdemarbán. El público infantil y juvenil se entretuvo aprendiendo y jugando, el adulto deleitándose organizando y participando, y el pueblo entero exultante de jolgorio.
La organización ha corrido a cargo de la Asociación El Caño, pero el contenido y el sentido de la programación han sido un regalo de los establecimientos y comercios del pueblo, así como de muchos vecinos y vecinas dispuestas a pagar con su mejor moneda de cambio: tiempo para las personas que queremos. Éste verano ha dado la oportunidad a los vecinos de salir del rutinario día a día para ponerse en el papel de maestros y también de aprendices.
Talleres de bollos, panadería, cocina y cócteles infantiles, astronomía, cine, yoga, cosmética natural, juegos y gymkhanas, noches de acampada, cata de vino, excursiones, charlas...y la guinda final con el ya mítico teatro y baile de zumba. Cada persona ha aportado pequeñas cosas que, unidas, han formado algo grande... y eso resulta inolvidable.
¿Lo mejor? Que ha sido un verano "Juan Palomo: yo me lo guiso, yo me lo como": esta vez sin organizadores ni dependencias externas, sólo con sus decisiones, la Asociación El Caño ha logrado autogestionarse y redirigir lo individual hacia lo colectivo. ¡Que viva la Asociación El Caño y que viva Vezdemarbán!