Fallece Manuel Jiménez, expresidente de la CHD y exdueño del monasterio de Granja de Moreruela

Durante casi medio siglo, Manuel Jiménez Espuelas y su mujer fueron los dueños de una de las joyas arquitectónicas de la provincia: el monasterio cisterciense de Granja de Moreruela, que se asienta sobre la dehesa de la Guadaña, hoy propiedad del fundador de "Bimba y Lola", Jesús Domínguez.

Espuelas, ingeniero vallisoletano, expresidente de la Confederación Hidrográfica del Duero y exalcalde de Valladolid falleció el lunes, 7 de septiembre, a los 94 años de edad, y además de por su talante aperturista en la España que recién estrenaba democracia, también será recordado como el hombre que negoció la venta a la Junta de Castilla y León de las ruinas de la abadía del siglo XIII.

 La dehesa de la Guadaña, en el término municipal de Granja de Moreruela, ha sido durante siglos una morada codiciada por gobernadores civiles, ricos empresarios o políticos de renombre.

La finca, delimitada por el río Esla y las ruinas del monasterio de Santa María de Moreruela, llegó a manos de Manuel Jiménez a través de su suegro, el que fuera gobernador civil de Zamora, Eusebio Rodríguez Vila, que compró este enclave natural en 1943 al empresario aceitunero Joaquín Prieto. 

Antes había pasado por las manos del comerciante vallisoletano Lorenzo Semprún, emparentado con Jorge Semprún, el que fuera ministro de Cultura en el Gobierno de Felipe González, Andrés Rodríguez Calamita, personaje del que poco o nada se sabe, y el naviero Benito Peiró.

 A la muerte de Eusebio Rodríguez Vila, la herencia de la dehesa pasa a sus hija. Una de ellas, junto a su marido, Manuel Jiménez Espuelas, se convierte en la última propietaria de la finca hasta el desembarco del fundador de "Bimba y Lola" en el año 2008.

La compra de la dehesa, con 400 hectáreas de prado y 200 de siembra, más una rivera de 3,5 kilómetros, incluía dentro de su delimitación los restos de un monasterio del siglo XIII que en 1931 fue declarado Monumento Nacional, aunque sus ruinas no merecieron la atención de las administraciones hasta 1966, año de los primeros trabajos de limpieza y consolidación.

Más tarde, llegarían las negociaciones con el ingeniero de Valladolid para la venta del monasterio cisterciense.

Tras años de arduas negociaciones, la Junta de Castilla y León expropió en 1994 los restos del convento a Manuel Jiménez Espuelas y a su mujer, padres de 10 hijos. Nunca se supo el precio de aquella operación. Los rumores cifraban la expropiación en 100 millones de pesetas.

El hoy fallecido regresó a su Valladolid natal y mantuvo un perfil discreto hasta su muerte, el lunes pasado, tras una larga enfermedad.