El serotipo 3, causante de esta reciente expansión, ha generado gran preocupación entre los ganaderos, ya que se estima que unos 16 millones de ovejas en España están en riesgo, así como parte de la cabaña bovina.
El impacto de la lengua azul en los animales es devastador. Aquellos afectados suelen presentar síntomas como la falta de apetito, fiebre alta, y en los casos más graves, dificultades para moverse, lo que lleva a una drástica reducción en la producción. Los expertos estiman que esta enfermedad podría mermar en un 30% la cabaña ovina en España si no se toman las medidas necesarias para controlar su avance.
Zamora y la amenaza a su ganadería
Aunque Zamora aún no ha registrado oficialmente casos de lengua azul, el temor entre los ganaderos locales es palpable. En una provincia que ya enfrenta el desafío de la despoblación, este brote podría agravar aún más la situación, afectando tanto la producción ganadera como las exportaciones de productos agroalimentarios, que ya han sufrido alteraciones debido a las restricciones sanitarias.
La Junta de Castilla y León, junto con el Ministerio de Agricultura, está trabajando de manera coordinada para mitigar el avance de la enfermedad. La consejera de Agricultura y Ganadería, María González Corral, ha anunciado que se ha abierto la posibilidad de vacunar contra la lengua azul en provincias como Zamora, Salamanca, y también en Cáceres, debido a la aparición de focos en Badajoz y Portugal.
Vacunación: el único remedio disponible
En estos momentos, la vacunación es la única herramienta eficaz para frenar la propagación de la lengua azul. Sin embargo, los laboratorios están saturados, y no dan abasto con la producción de las vacunas necesarias. La urgencia por vacunar a la mayor cantidad de animales en el menor tiempo posible es alta, ya que cualquier retraso podría provocar pérdidas masivas en el sector ganadero.
La situación se agrava por la dificultad para controlar la expansión del virus, que es transmitido por un mosquito del género Culicoides. Este insecto es particularmente activo en climas cálidos, lo que facilita la diseminación de la enfermedad durante los meses de verano y otoño.
Una lucha constante por proteger la cabaña ganadera
El sector ganadero se encuentra en alerta máxima, no solo en Zamora, sino en toda la geografía afectada. Las medidas preventivas y la rápida actuación de las autoridades son clave para contener la expansión del virus. Mientras tanto, los ganaderos de Zamora siguen expectantes, conscientes de que cualquier foco en la provincia podría tener consecuencias devastadoras para la economía local.
Con la cabaña ovina y bovina amenazadas, es crucial que se implementen estrategias efectivas para garantizar la sostenibilidad de las explotaciones ganaderas. Los esfuerzos coordinados entre las administraciones públicas, los veterinarios y los propios ganaderos serán fundamentales para superar esta crisis.