"Decepción, una vez más". Es el resumen que hacen los ganaderos de la provincia tras conocer el contenido de la publicación del Programa Nacional de erradicación de la tuberculosis 2024. El documento, que se enmarca en el plan 2022-2030 establece como objetivo alcanzar una incidencia no superior al al 0,1% en todo el país de aquí a seis años.
Un programa que es "prácticamente un calco de los anteriores". Fernando Vicente, ganadero e ingeniero agrícola, recuerda que se llevan aplicando las mismas directrices, técnicas y métodos desde hace ya más de tres décadas sin llegar nunca a alcanzar el objetivo para el que se diseñó: la erradicación. "A medida que avanza el tiempo queda más patente que los métodos y técnicas en algunas zonas de extensivo, no son válidos para ese fin último". Un razonamiento que ya cuenta con un nuevo caso en la provincia.
Y es que este mismo mes de enero de 2024, una explotación zamorana afectada por un vaciado sanitario hace 13 meses por tuberculosis ha vuelto a tener reaccionantes positivos en el primer saneamiento de sus nuevas reses. De poco o nada ha servido cumplir con los tiempos legislados durante los cuales la explotación ha permanecido vacía sin ganado alguno y aplicando los métodos y medidas indicados por las autoridades competentes.
Unas medidas que paradójicamente chocan con el hecho de que sí se haya permitido mantener a la fauna hospedadora de la enfermedad en dicha finca. "La sensación del ganadero es que el tremendo esfuerzo que supone el sacrificio de toda una cabaña, no sirve de nada ya que la enfermedad sigue presente en el campo".
Pero no se trata de un hecho aislado: "Casos en este orden, se repiten una y otra vez, y deja a las claras que el ganadero se encuentra constantemente expuesto a que su actividad económica se vaya al traste, no viendo resultados en las actuaciones sanitarias que se le imponen y que suponen un sacrificio enorme". El resultado no es más que la sensación de impotencia y desmoralización creciente día a día.
El sector recuerda que las actuaciones de erradicación se enfocan sobre el ganado, habiendo reservorios de la enfermedad en la fauna silvestre con quien comparten espacio - en el caso de la provincia principalmente el jabalí-, animales sobre los que, en cambio, se aplica un Programa de control. Consideran que el programa es "implacable con las ganaderías" pese a que el sector es el primer interesado en lograr una sanidad animal óptima necesaria para asegurar la producción de la que dependen familias enteras. En algunas comarcas como Sayago, la ganadería extensiva supone su motor económico básico.
Por ello, solicitan que el presupuesto que año tras año se destina a estos programas ineficaces, se utilice para que los expertos en la materia apliquen técnicas fiables.