Sanidad desaconseja el cupping para patologías osteomusculares y otros usos

El cupping consiste en aplicar ventosas sobre la piel, generando un vacío que supuestamente tendría un efecto terapéutico
Cupping.
photo_camera Cupping.

Cuando el dolor es intenso, la desesperación puede llevar a tomar decisiones arriesgadas. En un tiempo en el que parece que todo tiene solución, surgen terapias que no siempre cuentan con la misma base científica.

Una de ellas es el cupping o terapia de ventosas, de origen oriental. Sus defensores aseguran que puede ayudar en casos de migraña, artritis, fibromialgia, infertilidad, ansiedad, depresión, asma, alergias o hipertensión.

Sin embargo, el Ministerio de Sanidad la incluye en su lista de pseudociencias, advirtiendo de que no es recomendable ni para patologías osteomusculares ni para otros usos.

El cupping consiste en aplicar ventosas sobre la piel, generando un vacío que supuestamente tendría un efecto terapéutico. Su popularidad ha crecido gracias a las redes sociales, donde abundan imágenes de personas sometiéndose a esta práctica.

Pese a su difusión, los expertos advierten de que presenta riesgos: infecciones, cicatrices, hematomas dolorosos, fragilidad capilar o agravamiento de patologías previas en la piel. En muchos casos, los posibles beneficios no compensan los peligros que conlleva.

Existen varias modalidades de cupping: con masaje, con ventosa fija, con extracción intermitente o el llamado cupping húmedo, que implica realizar pequeñas incisiones en la piel para provocar sangrado. Esta última es considerada la más peligrosa, ya que incrementa las posibilidades de infección, complicaciones por coagulación, aparición de cicatrices rebeldes y otros efectos adversos.

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