Arranca un alto el fuego cuestionado. En la jornada en la que se cumplen 317 días de guerra, Rusia ha iniciado el ceses de hostilidades durante un total de 36 horas. El Gobierno de Vladimir Putin responde así al llamamiento realizado por el patriarca de la Iglesia ortodoxa rusa de establecer una tregua con motivo de Navidad y que finalmente se ha optado por celebrar coincidiendo con la celebración siguiendo el calendario ortodoxo.
Ucrania no acepta el alto al fuego temporal hasta que la tropas rusas no abandonen de manera unilateral el territorio ucraniano mientras que los países de Occidente ponen en duda el cumplimiento de la palabra del presidente ruso. Por su parte, el mandatario de Ucrania, Volodímir Zelenski asegura que se trata de una treta de Putin para tratar de poner coto al avance de las tropas nacionales en el Donbás y ganar tiempo lograr más equipamiento.
En un cese de hostilidades tildado de propagandístico por Kiev, el presidente de EEUU Joe Biden ha considerado la propuesta rusa como una manera de "encontrar algo de oxígeno" en el conflicto.
Escepticismo en un momento en el que el fin real del conflicto aún se divisa lejano. El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, considera que se trata de una noticia positiva, si bien no debemos perder de vista que por ahora no se dan las condiciones para una solución duradera del conflicto.
Todo mientras los países continúan enviando material y armamento a Ucrania para reforzar la posición de las tropas nacionales. Alemania y EEUU han anunciado el traslado de nuevos vehículos blindados mientras España ha confirmado a Zelenski que la ayuda humanitaria se prorrogará "mientras sea necesario", al tiempo que se mantendrán las labores de adiestramiento de militares ucranianos y el envío de material militar adicional.
