Indiana Jones le caló tan hondo que desde pequeña Sara tenía claro cuál sería su pasión, algo que sobrepasa las fronteras de una profesión cuando se vive al ritmo pausado de los punzones y las brochas pero bajo el frenesí de descubrir las maravillas que esconde la tierra y que ponen al descubierto un pasado, en muchos casos desconocido para la sociedad de nuestro tiempo. Sara, zamorana residiendo en Oviedo desde el inicio de su carrera, es una de esas historiadoras y arqueólogas por convicción y que mantienen sus miras más allá de la situación económica y social actual demostrando que poco freno existe cuando se pone el empeño suficiente.
Un empeño que le ha llevado a ser una de los diez elegidos para iniciar a partir del próximo mes de octubre –y que se extenderá por tres campañas hasta finales de diciembre- una importante excavación en la ciudad egipcia de Luxor, construida sobre las ruinas de la antigua ciudad de Tebas y a orillas del Nilo. Su nombre ha resonado con fuerza, más si tenemos en cuenta que al proceso de selección optaban cerca de 5.000 candidatos de todo el mundo.
Sin terminar de creérselo, Sara no pudo por menos que gritar a los cuatro vientos que uno de sus sueños estaba a punto de hacerse realidad, para lo que echó mano de las redes sociales, que hicieron el resto. La noticia corrió como la pólvora y las felicitaciones llegaron a superar el millar –sólo a nivel público- mientras su primera tweet ha alcanzado los 20,700 "Me gusta". Más allá del alcance mediático, la noticia supone un ejemplo de recompensa a la lucha constante, algo que también está al alcance de los más jóvenes, ahogados en muchos casos por una nueva crisis derivada de la pandemia y que ha venido cuando comenzábamos a olvidarnos de la de 2008.
Si bien no será su primera experiencia, sí la más importante. Sara ya tuvo una primera toma de contacto en Avilés en el Castillo de Gauzón –fortaleza emblemática para los reyes de Asturias entre los siglos VIII y X- y en el que en la actualidad se están realizando trabajos para su rehabilitación parcial. "No tiene mucho que ver con Luxor", confiesa Sara con un orgullo más que evidente, "pero la arqueología es interdisciplinar y no me quería encasillar en una sola época. Me gusta aprender en general de todas, por lo que esta nueva experiencia me viene muy bien".
Egipto representa una de sus máximas aspiraciones a nivel profesional. Lo ha sido desde su tierna infancia, cuando se crió entre películas del arqueólogo más famoso del cine HenryWalton Jones Jr., Indiana Jones, desempolvando el arca perdida. Sin sombrero fedora, ni látigo, pero sí con el mismo afán de aventuras en lo que a grandes descubrimientos se refiere, Sara aspira a llegar al corazón del Imperio Nuevo del Antiguo Egipto para poner "su granito de arena".
El proyecto titulado "Visir Amenhotep Huy" se centra en la tumba de este visir del Egipto Antiguo -en pleno Valle de los Reyes- y que estuvo al frente en el reinado de Amenhotep III en la XVIII Dinastía del Imperio Nuevo. "Es una figura apasionante porque se centra en el cargo más importante después del faraón". Las excavaciones se centrarán en la tumba recolectando información, dada la escasez de datos que actualmente hay sobre este personaje.
"Desde que finalicé el máster me puse a investigar oportunidades para seguir practicando sobre el terreno, encontré esta oportunidad y no me lo pensé dos veces. Pasado un mes me llevé la sorpresa". Para ello, Sara tuvo que presentar toda la documentación y superar una entrevista con los directores de la excavación de manera telemática.
Sara enfatiza que no se trata de una excavación remunerada, sino que se contemplan como prácticas, para lo cual la joven zamorana tiene que hacer frente a los gastos del desplazamiento y la estancia "que no son pocos". "Es vivir una experiencia con lo que conlleva, aprender técnicas de excavación y también de laboratorio", señala. En todo caso y vista la expectación que ha generado, Sara ha abierto una cuenta de Paypal para reunir donaciones que le permita hacer más llevadera esta experiencia.
Su nombre ya figura en la página web del proyecto, donde destaca entre un reducido grupo de unos 40 expertos, con sólo diez plazas disponibles mientras el resto son ya contrataciones de campañas anteriores. Toda una proeza en una profesión que tenga más de poético que de realidad, ante la dureza de la falta de oportunidades y que lleva a muchos a estudiarla por pura vocación. "Durante la carrera es cuando te das cuenta de las dificultades que vas a tener que enfrentar para tener trabajo, de hecho, la mayoría de docentes universitarios no contemplan que vayamos a dedicarnos a la arqueología, sino más bien hacia la rama del profesorado. Hay que buscarse más la vida y está difícil".
Hasta el arranque de la campaña, Sara continúa recabando documentación y preparándose para llegar en las mejores condiciones y pensando en su futuro más allá. Un futuro en la línea de su trayectoria, bien por oposiciones vía arqueólogos municipales u optando a plazas de conservadores de museos, pero que a buen seguro estará a la altura de su próximo reto.