La crisis del coronavirus ha supuesto toda una revolución de cambios en nuestro día a día. La pandemia ha afectado a nuestro estilo de vida desde prácticamente todos los puntos de vista. Las restricciones para frenar los contagios nos han obligado a cambiar nuestra forma de relacionarnos, de socializar, incluso de trabajar con la aparición del ya famoso concepto del teletrabajo. El Covid-19 nos ha hecho incluso incorporar nuevas prendas a nuestra vestimenta diaria como la mascarilla, que ya es otra fiel compañía de nuestra rutina.
Viajes, conciertos, festivales, proyectos con amigos y familiares... La situación actual nos ha llevado a paralizar o incluso a cancelar planes que esperábamos con muchas ganas. Es más, el continuo alargamiento de las medidas para mitigar los efectos de una pandemia que parece no tener fin, nos limita a la hora de pensar en el futuro. Esa incertidumbre nos produce lo que ya se conoce como "fatiga pandémica", ante lo que no queda otra que desarrollar una habilidad que denominamos la resiliencia emocional.
Puede que algunas personas, sobre todo aquellas que por las características de su trabajo o de su estilo de vida, empiezan a notar ahora esa fatiga debido al aislamiento y a la limitación de planes o actividades. Personas que estaban acostumbradas a disfrutar de su total libertad y a aprovechar cada segundo fuera de casa, y que ahora sienten frustración. Lo cierto es que ya en mayo de 2020 se hablaba de esto. Un artículo del diario ABC mencionaba los síntomas que denotaban una clara fatiga emocional debido a la crisis sanitaria: bajo estado de ánimo, falta de energía, irritabilidad o dificultad para concentrarse.
¿Qué es la resiliencia?
Uno de los métodos para luchar contra esta fatiga pandémica que amenaza con afectar a gran parte de la sociedad durante la situación actual, es la resiliencia. Hablamos de un concepto psicológico a tener muy en cuenta tanto para aumentar nuestra capacidad de sobreponernos a las circunstancia actuales, como también en otros contextos donde afrontamos situaciones complicadas. Básicamente, la resiliencia es la capacidad de los seres humanos de asumir y asimilar con calma y criterio aquellas situaciones que le llevan al límite y reflexionar para superarlas.
Si echamos un vistazo a la historia, desde el punto de vista lingüístico, tenemos que el concepto "resiliencia" es un término que procede del latín "resilio", que significa rebotar o volver atrás. En ciencia, en concreto en estudios de física, se describe la cualidad de algunos materiales de recuperar su estado original o inicial después de haber sido sometidos a duras condiciones como golpes, presiones o altas temperaturas.
¿Cómo ser más resilientes?
Con lo dicho hasta ahora, podemos entender así qué significa resiliencia cuando extrapolamos este término a la psicología humana. Con ello, la siguiente pregunta es evidente y clave: ¿cómo podemos ser más resilientes? ¿Cómo potenciar esa habilidad que nos ayude a mantener una estabilidad mental y emocional en condiciones extremas como las que vivimos en esta crisis sanitaria? Aquí os compartimos varios consejos de gran utilidad.
Centrar el foco en las cosas positivas
Ya lo decía la mítica canción de los Monty Python: "Always look on the bright side of life". Centrarnos en el lado positivo de las cosas puede marcar una diferencia fundamental en nuestra resiliencia. Es decir, tratar de mantener ese optimismo que nos mantenga a flote incluso en los momentos más duros. Esto requiere capacidad de reflexión y calma, dado que no se trata de fingir que el problema no existe. Todo lo contrario, el conflicto está ahí, pero es momento de pensar en qué hacer para sobrellevarlo.
Tal vez la pandemia nos ha quitado tiempo con amigos o familiares, pero es una oportunidad para desarrollar habilidades con un curso online, o profundizar en actividades de ocio como la lectura o el cine, descubrir hábitos que también puedan apasionarnos.
La autoestima, una gran aliada
Potenciar nuestra autoestima es un hábito útil para cualquier momento en la vida, pero en las crisis como la actual se convierte en algo con todavía mayor trascendencia. Las personas resilientes se caracterizan por tener una alta autoestima, aquello que les ayuda a centrarse en sus virtudes y a tratar de convivir con sus defectos. Es decir, poner en valor todo aquello que se ha conseguido, todo aquello que una persona misma es. En esencia, hablamos de la confianza en uno mismo para superar situaciones límite.
Metas y objetivos a corto plazo
Ahora que tenemos más tiempo para nosotros mismos, es momento también de conseguir aquellas cosas que antes, por dar prioridad a otros aspectos de nuestra vida, habíamos dejado de lado. Leer más, hacer deporte en casa, aprender a tocar un instrumento... Este tipo de actividades son perfectas para aumentar nuestra resiliencia: objetivos a corto plazo que mantienen nuestra mente ocupada, que nos ayudan a desarrollar habilidades y que incluso incluyen ese componente de diversión tan necesario estos días.
Cuidarse a uno mismo
Las personas resilientes son aquellas que, como hemos comentado, poseen una alta autoestima, y esa alta autoestima es producto o incluso consecuencia de un cuidado óptimo de sus hábitos. En este caso, hablamos de la alimentación. La forma en cómo nos alimentamos, e incluso qué productos ingerimos en nuestra dieta diaria, afecta directamente a nuestra estabilidad emocional. También podemos incluir en este apartado respetar la rutina de sueño o realizar ejercicio físico en casa.
La resiliencia basa su efectividad en la capacidad que tengamos para cuidar de nosotros mismos y de potenciar aquellas habilidades que nos permitan adquirir y mantener hábitos de vida saludables.