La vuelta al "cole" en Zamora: entrada escanolada, aula de aislamiento y pupitres asignados

Los colegios de Zamora ultiman los preparativos para adaptar los espacios del centro escolar a la pandemia. Señalización de entrada y salida, patios divididos por zonas para el recreo, baños para cada etapa educativa, pupitres y sillas asignadas y, por supuesto, un aula COVID-19 para "aislar" a posibles contagiados a la espera de la llegada de los sanitarios.

Uno de esos colegios, el Juan XXXIII, ha abierto sus puertas a este periódico para mostrar el enorme trabajo y esfuerzo realizado con el objetivo de hacer de las instalaciones educativas un "espacio seguro".

Un mensaje de agradecimiento con pegatinas y dibujos de colores dará la bienvenida el 9 de septiembre a los alumnos del colegio Juan XXXIII.

Los 154 escolares matriculados se encontrarán con un centro algo distinto que ha reconvertido sus pasillos en una "pista de karting": flechas verdes para señalizar la entrada, y rojas, para la salida, con líneas discontinuas si se puede girar para entrar a un aula, o continuas si hay que seguir en línea recta. Nada más entrar, la primera norma es limpiarse los pies en la alfombra con desinfectante.

Ana Belén Peláez, directora del colegio, es la encargada de mostrar la adaptación del centro a a las medidas impuestas para evitar brotes de coronavirus en las aulas. Y muestra como el equipo directivo ha forrado hasta las columnas de la entrada principal con telas de colores para ofrecer a los niños un entorno seguro pero, a la vez, agradable y divertido.

Y para seguir los protocolos anti Covid-19, el colegio ha habilitado dos puertas de entrada. Por la principal, entrarán de forma escalonada y cada cinco minutos, los escolares de los tres cursos de Infantil y primero de Primaria. Por el patio, accederán los alumnos de segundo a sexto de Primaria. Los menores deberán guardar fila y una distancia de 1,5 metros, que se señalizará con pegatinas.

Las aulas ya están preparadas para acoger a los más pequeños. En cada clase, no habrá más de 15 alumnos, excepto en una, con 24 escolares, que trasladan su aula al salón de actos, de 120 metros cuadrados.

En la zona baja del centro se ha instalado el aula de aislamiento COVID-19, una clase adaptada para "aislar" en ella a los escolares o profesores que presenten síntomas de coronavirus.

El protocolo establece que la directora del centro, como personal coordinador, avise a un sanitario que será asignado a cada centro y a la Dirección Provincial de Educación para informar de una posible infección.

La biblioteca permanecerá cerrada para el préstamo de libros, aunque funcionará para que el profesorado lleve libros a las aulas. Además, el centro ha asignado un baño para cada clase que solamente podrá ser utilizado por esos alumnos. El colegio Juan XXXIII dispone de cuatro. El comedor, también está preparado para los 60 "comensales" matriculados, la mayoría de familias vulnerables.

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Quince minutos antes del inicio de cada clase, un profesor se encargará de abrir las ventanas para ventilar el aula, una ventilación que se llevará cabo también al final de la hora lectiva. Para el recreo, la directora del centro explica que las salidas al patio se harán por etapas educativas, con espacios divididos y por turnos.

Cada profesor recibirá también una bolsa con un kit sanitario, en el que se incluye gel, producto desinfectante, pañuelos, toallitas, estuche para lápices, además de un lote de mascarillas para todo el mes. Cada colegio dispondrá además de una partida extraordinaria de tapabocas de repuesto para los escolares, aunque es "obligación de los padres que sus hijos vengan con mascarilla al colegio", recuerda Ana Belén Peláez.

Ante posible rebrotes o futuros confinamientos, el colegio Juan XXXIII mantendrá el aula virtual para informar a los niños de los deberees y realizar las tutorías tantos a padres como a alumnos. Por su parte, la Educacióm Física se hará en los patios divididos, con mascarilla y sin contacto entre los escolares.

"Hay que aprender a convivir con el virus, pero hay que seguir viviendo", recalca la directora del centro que, junto a los 16 profesores del colegio, han convertido el "Juan XXXIII" en un espacio seguro a la vez que divertido para los más pequeños.

GALERÍA DE IMÁGENES Marcos Vicente

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