La dieta, a menudo, supone una de las grandes preocupaciones de las familias con animales. La hidratación, en cambio, a pesar de cumplir una función esencial en su organismo, a menudo ocupa un segundo lugar y es que “se confía que el animal beberá por sí solo el agua que necesite”. Así lo han afirmado los expertos veterinarios, en especial en el caso de perros, con técnicas sencillas que se pueden aplicar en el día a día y no confiar únicamente en el criterio del animal.
Agua siempre accesible, limpia y fresca. Las elevadas temperaturas del verano favorecen la acumulación de bacterias en el agua, lo cual puede derivar en afecciones en el animal. Además, el bebedero deberá estar situado a la sombra, para que no alcance estas altas temperaturas, y conviene cambiar el agua, mínimo, un par de veces al día.
Alternar su pienso seco con pienso húmedo. Si nuestro perro no tiene hábito de beber de forma tan regular, incluir el agua en su dieta a través del pienso húmedo puede ser una solución para no tener que forzar al animal a acudir al bebedero cada cierto tiempo.
Añadir cubitos de hielo al agua favorece, no sólo que el agua esté más fría; ayuda también a que el can se tome el bebedero como un juego atractivo y refrescante.
Helados para hidratar y refrigerar. Se puede optar por helados caseros, a base de su comida o snacks favoritos mezclados con agua; o bien por helados a base de ingredientes seleccionados con diferentes sabores como banana Split, salchicha y queso o sabor crema, entre otros.
Bebedero portátil para paseos y viajes que mantenga el agua fría. “De este modo, nos aseguraremos de que nuestro compañero de cuatro patas permanece hidratado esté donde esté. Lo más conveniente en este caso es que el agua también permanezca fría para que el animal la resulte atractivo.
En el caso de que se deseé comprobar el estado de hidratación de nuestro compañero animal.