Desde el pesaje previo al campeonato, donde ya apuntaba maneras, hasta su último combate, la trayectoria de Salek ha sido un ejemplo de superación. “Antes de subir al último combate he vomitado sangre. No había podido dormir la noche anterior y tuve que hacer una descarga de agua brutal para dar el peso”, contaba todavía exhausto tras abandonar el torneo.
El joven toresano, que empezó en el mundo del deporte en Zamora con el boxeo, dio el salto al jiu-jitsu y, finalmente, encontró en las artes marciales mixtas su verdadera pasión. Pese a no alzarse con el oro, su actuación no ha pasado desapercibida y ya hay grandes compañías de MMA de España interesadas en su futuro, incluyendo la prestigiosa liga previa a la UFC.

Salek, emocionado pero consciente del esfuerzo realizado, reconoce que la falta de descanso y la acumulación de combates le pasaron factura: “Sé que con un poquito más de cardio habría ganado. Me dijeron que estuve a dos segundos de dormirlo”, explicaba sobre el combate final, decidido por puntos a favor de su rival.
La historia de Salek no es solo deportiva. Criado entre los campamentos saharauis de Tinduf y su vida en España, este joven es ya un ejemplo de integración, esfuerzo y tenacidad. “Tengo dos familias: la saharaui y la española. No diferencio entre ellas, ambas son mi casa”, señala con orgullo.

Desde su actual residencia en Toro, Salek se prepara ahora para nuevos retos. Su próxima meta: hacerse un hueco en la élite del MMA español y, quién sabe, alcanzar algún día los octógonos de la UFC internacional.
Por el momento, Zamora y Toro ya tienen en él a un guerrero de corazón enorme, que pelea en el tatami con la misma fuerza con la que defiende sus sueños.
¡Enhorabuena, Salek! Zamora News seguirá de cerca tu camino.