El Amigos del Duero tuvo que reinventarse, reiniciar el disco duro, adaptarse a un nuevo entrenador, a un grupo muy duro, a un año que al final ha permitido sonreir a las amarillas, festejar un nuevo año en Segunda División y soñar con el futuro, con un nuevo futuro.
Fue un verano complicado en el Amigos del Duero. Año de cambios, año de transición, un verano en el que había que reconstruirse. Por todo eso, el doblete de Saritilla ayer para darle la victoria a las amarillas y la salvación supo tan bien en la entidad zamorana, un equipo que supo reinventarse y acabar cumpliendo el objetivo.
Fue un año de cambio de grupo, pasando al poderoso grupo gallego, un grupo que además traía aparejados desplazamientos largos, equipos con gran poder adquisitivo y una forma ligeramente diferente de jugar al fútbol, cambios a los que debían adaptarse las zamoranas que se mantenían en el equipo en un año en el que hubo unos cuantos cambios en el plantel zamorano.
También se modificó el banquillo. Sami Merino daba el salto al fútbol femenino pero se mantenía fiel a su estilo futbolístico y de trato con sus jugadores. La cercanía con la que Sami se acerca a sus jugadores no está reñida con la profesionalidad con la que trabaja y que espera de todas las jugadoras que, tuvieron que conocer un nuevo librillo, una nueva forma de trabajar y de jugar, un tiempo de adaptación.
Todo ello llevó un tiempo, un tiempo que se le hizo muy largo a las zamoranas que, tras el empate inicial en el debut en la Ciudad Deportiva, sumaron derrota tras derrota, practicando buen juego pero sin el premio necesario de los puntos. Sin embargo, no cambió el discurso ni el estilo, no se negoció el trabajo y se siguió confiando. Y llegaron los resultados, tardaron pero llegaron, y el equipo empezó a coger una dinámica positiva, a sumar y a escapar del farolillo rojo.
Llegó el descanso invernal, y los clubes con los que luchaban las zamoranas se reforzaron, bien con fichajes que las zamoranas no podían hacer o bajando jugadoras de los primeros equipos, lo que obligó al cuadro amarillo a sumar de tres en tres casi todas las semanas, escapando de unos perseguidores voraces que, finalmente no pudieron frenar el ansia de las zamoranas.
Y ahora, a dos jornadas del final, ese doblete de Saritilla, ese penalti transformado, esa defensa del resultado, las zamoranas celebran la salvación después de una segunda vuelta a ritmo de los mejores ganando en campos inexpugnables o haciendo caer a equipos que luchaban por ascender.