Zamora redescubre al joven Claudio Rodríguez en una muestra que revela su lado más humano

Zamora redescubre al hombre detrás del poeta: la Biblioteca Pública acoge una exposición sobre el joven Claudio Rodríguez

La Biblioteca Pública de Zamora acoge desde esta semana una exposición que invita a mirar a Claudio Rodríguez no solo como poeta, sino como persona.

 exposición Claudio Rodríguez_22
photo_camera exposición Claudio Rodríguez_22

Organizada por el Seminario Permanente Claudio Rodríguez, en colaboración con la Junta de Castilla y León, la Fundación Jorge Guillén, Fundación Caja Rural y la propia Biblioteca Pública del Estado, la muestra propone un recorrido íntimo y vital por los años de formación y madurez del poeta zamorano universal.

“Queríamos mostrar al hombre que hay detrás del poeta”, explicaron los responsables del seminario durante la presentación. “A ese muchacho que se queda huérfano muy joven, que aprende a mirar el mundo desde la pérdida, el asombro y la ética; y que convierte su caminar por la vida en caminar poético”.

El joven Claudio: de Zamora al mundo

La exposición, fruto de un comisariado colectivo y sin protagonismos, recorre el periodo 1947-1964, dividido en tres etapas vitales: adolescencia, juventud y madurez. Tres fases que ayudan a entender cómo un chico de barrio y de instituto —que jugaba al fútbol en el equipo del Claudio Moyano y dormía al raso para escribir mirando el cielo— se convirtió en una de las voces más hondas y luminosas de la poesía española del siglo XX.

El recorrido se articula en torno a dos obras capitales: “Don de la ebriedad” y “Conjuros”, los libros que marcaron su consagración literaria y que, según los organizadores, “abren la puerta a todo lo que vendría después”.

Además de manuscritos, fotografías y correspondencia procedente de la Fundación Jorge Guillén, la muestra recoge también documentos personales, recuerdos de su paso por la Universidad de Salamanca, su memoria de licenciatura sobre las canciones de corro castellanas, o su experiencia como lector en las universidades de Nottingham y Cambridge.

El hombre antes del poeta

“Queríamos centrar la mirada en su parte humana, previa al poeta consagrado”, subrayaron desde el Seminario.
La exposición ahonda en cómo la ausencia temprana del padre marcó su carácter, y cómo buscó figuras tutelares en maestros y profesores que le guiaron —desde su profesor de filosofía en el instituto, José María, hasta el Nobel Vicente Aleixandre, que sería su referente literario y humano en Madrid—.

Esa búsqueda constante de una ética vital atraviesa toda su obra y se refleja en los dos títulos elegidos como ejes de la exposición, ambos nacidos de la juventud pero cargados de madurez espiritual. “Claudio fue un hombre que hizo de la poesía una forma de conocimiento y de vida, y de la ética, un modo de mirar el mundo”, recordaron los comisarios.

Colaboración institucional y espíritu artesanal

El montaje, en palabras de los organizadores, ha sido “artesanal, hecho con paciencia y cariño”, y cuenta con el apoyo de instituciones y entidades zamoranas que llevan años impulsando la preservación del legado del poeta.

La Fundación Jorge Guillén ha cedido materiales inéditos del fondo documental de Claudio, mientras que la Junta de Castilla y León, la Biblioteca Pública y la Fundación Caja Rural han colaborado activamente en la producción y difusión.

“Estas cosas que se hacen poco a poco son las que mejor resultan, porque están hechas con amor y con trabajo”, afirmaron los responsables.

Está previsto que la muestra reciba la visita de centros educativos y grupos de estudiantes, con el objetivo de acercar la figura de Claudio a los más jóvenes. “Queremos que los chicos vean que un joven zamorano, no muy distinto de ellos, se convirtió en un poeta universal”, añadieron.

Un homenaje al espíritu de Claudio Rodríguez

La exposición, que podrá visitarse en la Biblioteca Pública del Estado en Zamora durante las próximas semanas, recupera además el espíritu de las Jornadas Cláudio Rodríguez, que este año conmemoran los 70 años de la publicación de “Don de la ebriedad” y del premio Adonáis que lanzó al poeta a la escena literaria española.

“Claudio fue, ante todo, un hombre bueno, ético, curioso, un caminante que escribía andando. Desde esa humanidad, se hizo universal”, resumieron los comisarios, que invitan a los zamoranos a redescubrir al poeta “desde dentro”.

Comentarios