A pesar de la amenaza de lluvia, que afortunadamente respetó la mañana, la comunidad no dejó que nada les impidiera disfrutar de esta significativa festividad.
Un Día de Tradiciones y Celebración
Desde temprano, la jornada estuvo marcada por una atmósfera festiva. Chocolate y churros, bizcochos y licor café se sirvieron para empezar el día, mientras que por la tarde, el aroma de cordero, cabrito, carne asada y embutidos llenó el aire, con las peñas, bodegas y casas convertidas en puntos de encuentro y celebración.
Agustín, un madrileño con raíces en la comunidad, añadió un toque especial al día cantando al Cristo del Pino. Su voz resonó en la ermita, entonando una canción que capturó el espíritu de la romería:
La Canción del Cristo del Pino
Siete semanas después de pasar Semana Santa, todos los fermosellan@s, estuvieran donde estuvieran, en sus mentes se plasmaba la Romería de Santa Cruz tan querida y esperada.
Los que no entraban a Misa por ser la Iglesia pequeña se quedaban a las puertas, rezándole un Padre Nuestro al Cristo de ese lugar, que parece que le han puesto vigilando a Portugal.
Siempre a tope de gente, y alegrándonos la fiesta tocando con alegría charanga y tamborileros cualquier pieza que bailar, pasodobles, jotas y también boleros.
Pero que chocolatadas por la mañana se hacían, con una pinta de anís, de coñac o de aguardiente. Las penas se te quitaban, se te iban de la mente y todos los malestares, a aquellos que los tenían.
Por la tarde los asados, y que olores que desprendían echando el Chirri en la carne o a cualquier tipo de guiso, todo aquello parecía estar en el Paraíso.
Ya obscureciendo y de noche todos de regreso a casa cantando con desparpajo pero antes hacia la Plaza, y algunos no se tenían por haber metido al saco aunque pudiendo reventar, más de lo que podían.
Disfrutemos de la fiesta, pero con conocimiento, Fermosellanos y Fermosellanas dejemos atrás rencillas y para poco que se vive sentémonos en las sillas, se hable sin remordimientos llevándonos como hermanos.
(Que viva Fermoselle) ::: EL DE LA COLOMBA
Espíritu Comunitario
La romería no solo es un momento de celebración religiosa, sino también una oportunidad para que los residentes y visitantes de Fermoselle compartan en comunidad, dejando atrás las preocupaciones cotidianas y las rencillas. La canción de Agustín, llena de sentimiento y recuerdos, encapsula perfectamente la esencia de esta festividad: un encuentro de fe, tradición y camaradería que fortalece los lazos comunitarios.
La romería de la Santa Cruz es una de las celebraciones más queridas en Fermoselle, donde la tradición y la fe se entrelazan para crear una jornada inolvidable. Este lunes de Pentecostés, el pueblo ha demostrado una vez más su capacidad para reunirse y celebrar en unidad, mostrando el poder de la tradición para mantener viva la identidad y el espíritu de la comunidad. ¡Que viva Fermoselle!
Fotos Francisco Marcos GALERÍA DE IMÁGENES