Aunque la forma de izar estos altos palos ha cambiado con los avances técnicos —muchos pueblos ya utilizan maquinaria—, el espíritu de comunidad y el esfuerzo colectivo continúan siendo el alma de la fiesta. En muchos casos, los quintos interrumpen sus propias celebraciones para levantar juntos el Mayo, que en algunos lugares supera los 15 metros de altura.
Una tradición que se alza con orgullo
Desde Coreses, Granja de Moreruela, Monfarracinos, Sanzoles, Torres del Carrizal, Pontejos o Morales del Vino, hasta muchas otras localidades a lo largo y ancho de la provincia, este 1 de mayo los Mayos ya lucen en plazas y eras, recordando una tradición ancestral que combina elementos paganos, religiosos y populares. En Granja de Moreruela este 2025 no hay más de 3 quintos en acción poniendo el Mayo pero los vecinos han ayudado como de costumbre a conseguir izarlo. Tras la puesta sopas de ajo y a esperar al verano que lleguen los quintos que viven lejos de su localidad de nacimiento, es lo que tiene la emigración y el buscar el sustento más allá de su pueblo.

En Castilla y León, el Mayo se vincula también a los cantos tradicionales dedicados en su origen a la Virgen María, y que más tarde se transformaron en rondas a las mozas casaderas, a las autoridades o incluso a los funcionarios recién llegados al pueblo. Una charanga o pequeña orquesta acompañaba a los mozos que, al ritmo de coplas y letrillas —muchas veces improvisadas y con guiños a la actualidad local—, rondaban a las jóvenes del pueblo.
La moza rondada, conocida como "la maya", solía corresponder la atención del mozo invitándole a una buena merienda. A la orquestilla, por su parte, se le obsequiaba con una garnacha bien fresca, guardada en el aljibe.
Entre flores, cucañas y cantos
En algunas localidades, la celebración se completa con la decoración de cruces con flores, las conocidas Cruces de Mayo, y en otras con la cucaña, un alto palo desprovisto de corteza —tradicionalmente de chopo— coronado por un premio, al que se debe ascender resbalando y sorteando el pulido tronco.
La acción de izar este símbolo festivo recibe distintos nombres: “plantar el mayo”, “pingar el mayo”, “colgar los mayos” o simplemente “la puesta del mayo”. En cualquier caso, todos hacen referencia a un acto colectivo, cargado de simbolismo, que convierte al árbol erguido en un emblema de vida, fertilidad, fuerza y orgullo comunitario.
En Zamora News, a lo largo del día iremos publicando imágenes de los Mayos de toda la provincia, una forma de rendir homenaje a esta costumbre que, año tras año, sigue echando raíces en la tierra y en la memoria colectiva de nuestros pueblos.