La joven formación gallega, que ha conquistado las fiestas de decenas de localidades en España, ofreció una actuación que combinó música para todos los gustos con un impresionante despliegue visual, que dejó al público encantado. Una orquesta que repite en Villaralbo y por algo será.

Kubo, una de las orquestas más renombradas de Galicia, ha construido su reputación con un repertorio variado que abarca desde clásicos de los años 70 hasta éxitos del dance de los 2000, adaptando cada tema para que todos los asistentes encuentren su momento especial a lo largo de la noche. No es solo la música lo que los distingue; el espectáculo visual que acompaña cada actuación es igualmente impactante. Con un escenario de 28 metros de ancho, 10 de fondo y 10 de altura, la orquesta convierte un "cubo vacío" en una explosión de luz, sonido y efectos especiales, que incluye pirotecnia, confeti y fuego frío.

Además de los 14 músicos que se presentan en el escenario, el espectáculo cuenta con un equipo adicional que suma un total de 26 personas, entre las que se incluyen técnicos de sonido y luz, personal de montaje y conductores. Todos ellos trabajan en conjunto para ofrecer una experiencia inolvidable.
Uno de los momentos más destacados de la noche fue la actuación de Marina, la acróbata de la orquesta, que realizó impresionantes ejercicios aéreos, incluyendo una performance con un aro durante la interpretación de Toni, otro de los miembros del grupo. La variedad de estilos musicales y la incorporación de elementos circenses y acrobáticos hacen de Kubo un espectáculo único en las verbenas españolas.
La velada en Villaralbo no terminó con Kubo; el DJ Fausto tomó el relevo tras la orquesta, manteniendo el ambiente festivo hasta bien entrada la madrugada. Sin duda, la actuación de Kubo dejó una huella imborrable en la localidad, consolidando su posición como una de las orquestas más queridas y solicitadas en el panorama nacional.
