La lluvia, el viento y el barro en la pradera merman la habitual afluencia a las inmediaciones de la ermita, donde anualmente se dan cita miles de romeros.
El mal tiempo ha deslucido la tradicional romería del Cristo de Morales, si bien el agua respetó esta mañana la procesión con la Virgen, la lluvia intermitente, el viento y el barrizal existente en la pradera a causa de las precipitaciones caídas en los últimos días han desanimado a los miles de romeros que se han cita cada 9 de mayo en la ermita,
Moralinos, zamoranos y vecinos de la Tierra del Vino han participado en las Novenas y se han acercado tímidamente a la pradera a degustar limonada y a comprar las rosquillas y avellanas en una jornada deslucida. Con las casetas casi vacías, muchos de los puestos comenzaban a desmontarse a las siete de la tarde, ofreciendo una estampa que dista mucho de las habituales jornadas romeras que dan cita a miles de personas a lo largo del día y en la noche de vísperas en las inmediaciones de la ermita.
La lluvia respetó la procesión con la Virgen desde el pueblo hasta la ermita, que contó con la participación de la Banda CCTT del Santísimo Cristo de Morales del Vino. Ya en el templo, con el Crucificado y la Virgen en el altar, tuvo lugar la misa solemne con la asistencia de los alcaldes de Morales del Vino y Benavente, el primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Zamora y el delegado territorial de la Junta de Castilla y León y con la ausencia, polémica, de la presidenta de la Diputación y del delegado del Gobierno en Zamora, quienes no fueron invitados por el Ayuntamiento de Morales al acto.
Posteriormente tuvo lugar un refresco para continuar con la jornada romera en la pradera, muy mermada de afluencia a causa de las inclemencias del tiempo. Pero aunque no fueron muchos, un año más los zamoranos, moralinos y la Tierra del Vino se unieron en torno a la devoción secular al Santísimo Cristo de Morales.
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