El PSOE de Castilla y León enfrenta una nueva crisis política tras pedir la dimisión de dos de sus representantes en la Mesa de las Cortes: Ana Sánchez y Diego Moreno. Ambos fueron grabados mientras "criticaban" a dirigentes de su partido durante un receso parlamentario. A pesar del anuncio de su renuncia, aún no se ha confirmado si se harán efectivas, lo que deja abierta una incertidumbre en el equilibrio de fuerzas dentro de la Mesa.
La situación ha generado un escenario de negociación entre los socialistas y el PP, ya que el PSOE necesita asegurar su presencia en la Mesa para mantener su influencia institucional. Sin un acuerdo con el presidente autonómico, Alfonso Fernández Mañueco, la dimisión de Sánchez y Moreno podría significar una pérdida de representación para los socialistas.
El PSOE ha propuesto que uno de los puestos vacantes sea ocupado por Nuria Rubio, vicesecretaria general de la formación en Castilla y León. Sin embargo, el partido ha decidido retrasar el registro oficial de las renuncias hasta tener garantizado un pacto con el PP. Esto se debe a que, sin una negociación clara, los socialistas corren el riesgo de quedar fuera de la dirección de la Mesa de las Cortes, algo que debilitaría su capacidad de acción.
Por ahora, el resultado de este asunto está en manos del Partido Popular, que deberá decidir si facilita la continuidad del PSOE en la Mesa o si aprovecha la situación para fortalecer su control sobre la institución. La resolución dependerá de las próximas negociaciones del viernes, en un contexto donde cada movimiento puede cambiar el equilibrio de poder en la Comunidad.
