La tarde del 5 de enero, Benavente se llenó de magia con la llegada de los Reyes Magos de Oriente. La cabalgata, programada para las 19:00 horas y que iniciase el recorrido en la Avenida Maragatos, para desplazarse hasta la Plaza Mayor, se vió un poco modificada debido a las lluvias. Allí, ante una multitud de vecinos, Sus Majestades recibieron simbólicamente las llaves de la ciudad, un gesto que marca la tradición y la confianza en su labor mágica.
Aunque la jornada estuvo marcada por la lluvia que apareció al final de la tarde, los benaventanos no dejaron que el clima empañara la celebración. Las familias, muchas de ellas protegidas bajo paraguas, abarrotaron la Plaza Mayor para disfrutar de uno de los momentos más esperados del año. Niños y adultos aguardaban con entusiasmo el saludo de los Reyes, un instante que reafirma el espíritu colectivo de la festividad.

Desde el balcón del Ayuntamiento, Melchor, Gaspar y Baltasar se dirigieron a los asistentes, agradeciendo el cariño recibido y animando a los pequeños a mantener viva la ilusión. Para muchos, el simple gesto de ver a los Reyes fue suficiente para olvidar el mal tiempo.
Después del saludo, Sus Majestades recibieron a los niños que aguardaban con sus cartas en mano. Este momento, cargado de emoción y esperanza, cerró una jornada única para Benavente. A pesar de los contratiempos, la celebración dejó en todos los presentes la certeza de que la ilusión es capaz de superar cualquier obstáculo, incluso la lluvia de una fría tarde de enero.