Galocho, un Vitorino que prometía pero se quedó a medias: el Enmaromado no pasó de Santa María
Benavente vivió este miércoles una jornada de emociones contenidas con la esperada salida de ‘Galocho’, el toro enmaromado de las Fiestas 2025.
Tras la suspensión del desfile de peñas a cuenta del calor, más de 36ºC a la hora prevista para el desfile, la historia de Galocho no pintaba bien.
De casta brava y procedente de la prestigiosa ganadería de Victorino Martín, Galocho no logró conectar con el público ni con el recorrido, y su carrera se truncó en la Plaza de Santa María, donde fue finalmente encajonado tras 45 minutos de tensiones, parones y apenas medio centenar de metros recorridos de forma seguida y en carrera.
El toro salió puntual, a las 19:30 horas, tras el repique de campanas y las tres bombas tradicionales que anuncian el inicio de la carrera. Sin embargo, desde el primer momento, el ambiente se torció: la salida fue complicada, con numerosos contratiempos, y la presencia de una maroma entre los cuernos pareció incomodar al astado, que se mostró molesto, tirante y nada colaborador.
Pese a los esfuerzos del jefe de carrera, que intentó en repetidas ocasiones provocar alguna arrancada que animara al toro, Galocho nunca llegó a arrancarse de verdad, y las embestidas eran mínimas y forzadas. La sensación entre los miles de aficionados congregados era clara: una carrera asfixiante y sin brillo, en la que las ganas de lucimiento de los mozos se quedaron en la cuneta.
Finalmente, y tras una marcha lenta y errática, Galocho fue dirigido a la Plaza de Santa María (parte del recorrido), donde se tuvo que preparar el cajón. Allí, y tras una impecable maniobra de maroma, el toro fue encajonado y trasladado al matadero, donde fue sacrificado tal y como establece el reglamento.
La escena final dejó un sabor agridulce en la plaza: silbidos y pitos por la decepción del recorrido, pero también aplausos al esfuerzo de quienes supieron reconducir la situación y meter al toro con temple y precisión en el cajón. Galocho, que había generado ilusión en las semanas previas, se convirtió en una promesa incumplida, y su nombre quedará marcado como uno de los toros más frustrantes de los últimos años.
Benavente, sin embargo, no pierde el pulso. Las fiestas continúan y la esperanza se traslada ahora al sábado, cuando un nuevo toro saldrá a las calles con la responsabilidad de hacer olvidar el trago amargo de este 18 de junio. Porque si algo caracteriza al Toro Enmaromado es que cada carrera es distinta y cada toro, una historia.
La ciudad acogió a miles de visitantes en un ambiente cordial y siempre de brazos abiertos, un calor afixiante deslució en parte la jornada que fue paliada con muchos refrescos abanicos, paraguas y por supuesto una alegría que contagia al que asiste a un festejo que conserva la tradición desde tiempos inmemoriales y que hacen de Benavente la capital zamorana de la fiesta.