Galocho, un Vitorino que prometía pero se quedó a medias: el Enmaromado no pasó de Santa María

toro benavente 2025_137
El esperado toro de Victorino Martín no cumplió las expectativas y fue encajonado tras un recorrido frustrado y asfixiante

Benavente vivió este miércoles una jornada de emociones contenidas con la esperada salida de ‘Galocho’, el toro enmaromado de las Fiestas 2025.

Tras la suspensión del desfile de peñas a cuenta del calor, más de 36ºC a la hora prevista para el desfile, la historia de Galocho no pintaba bien.

De casta brava y procedente de la prestigiosa ganadería de Victorino Martín, Galocho no logró conectar con el público ni con el recorrido, y su carrera se truncó en la Plaza de Santa María, donde fue finalmente encajonado tras 45 minutos de tensiones, parones y apenas medio centenar de metros recorridos de forma seguida y en carrera.

El toro salió puntual, a las 19:30 horas, tras el repique de campanas y las tres bombas tradicionales que anuncian el inicio de la carrera. Sin embargo, desde el primer momento, el ambiente se torció: la salida fue complicada, con numerosos contratiempos, y la presencia de una maroma entre los cuernos pareció incomodar al astado, que se mostró molesto, tirante y nada colaborador.

Pese a los esfuerzos del jefe de carrera, que intentó en repetidas ocasiones provocar alguna arrancada que animara al toro, Galocho nunca llegó a arrancarse de verdad, y las embestidas eran mínimas y forzadas. La sensación entre los miles de aficionados congregados era clara: una carrera asfixiante y sin brillo, en la que las ganas de lucimiento de los mozos se quedaron en la cuneta.

Finalmente, y tras una marcha lenta y errática, Galocho fue dirigido a la Plaza de Santa María (parte del recorrido), donde se tuvo que preparar el cajón. Allí, y tras una impecable maniobra de maroma, el toro fue encajonado y trasladado al matadero, donde fue sacrificado tal y como establece el reglamento.

La escena final dejó un sabor agridulce en la plaza: silbidos y pitos por la decepción del recorrido, pero también aplausos al esfuerzo de quienes supieron reconducir la situación y meter al toro con temple y precisión en el cajón. Galocho, que había generado ilusión en las semanas previas, se convirtió en una promesa incumplida, y su nombre quedará marcado como uno de los toros más frustrantes de los últimos años.

Benavente, sin embargo, no pierde el pulso. Las fiestas continúan y la esperanza se traslada ahora al sábado, cuando un nuevo toro saldrá a las calles con la responsabilidad de hacer olvidar el trago amargo de este 18 de junio. Porque si algo caracteriza al Toro Enmaromado es que cada carrera es distinta y cada toro, una historia.

La ciudad acogió a miles de visitantes en un ambiente cordial y siempre de brazos abiertos, un calor afixiante deslució en parte la jornada que fue paliada con muchos refrescos abanicos, paraguas y por supuesto una alegría que contagia al que asiste a un festejo que conserva la tradición desde tiempos inmemoriales y que hacen de Benavente la capital zamorana de la fiesta.