En una jornada típicamente primaveral, el domingo de Ramos trajo consigo el fervor y la devoción característicos de la Semana Santa a las calles de Benavente. Con el sol brillando y una temperatura agradable, cofrades y fieles se congregaron para participar en la Procesión de las Palmas, una de las tradiciones más arraigadas de la ciudad.
La cita comenzó puntualmente a las 11 de la mañana desde la emblemática Ermita de la Soledad, donde se congregaron tanto los devotos como los curiosos que deseaban presenciar el inicio de esta solemne procesión. Encabezando el desfile, un grupo de niños y niñas ataviados con túnicas y sosteniendo palmas aguardaban la salida del Paso de Jesús en la Borriquilla, una escultura que evoca la Entrada Triunfal en Jerusalén.
Bajo la tutela de la Santa Vera Cruz y Real Cofradía del Santo Entierro de Nuestro Señor Jesucristo, los jóvenes de las cinco parroquias pertenecientes a esta cofradía se unieron a los cofrades y al público en general para recorrer las principales calles de la ciudad. Desde la calle Santa Cruz hasta la plaza del Grano, pasando por la calle la Rúa, el cortejo procesional finalizó en la majestuosa Iglesia de Santa María la Mayor.
Tras la solemne celebración de la Misa Solemne en la mencionada iglesia, la comitiva, en la que también se encontraban representantes municipales encabezados por la Alcaldesa de Benavente, emprendió el retorno hacia la Ermita de la Soledad, marcando así el final de esta primera procesión que sumerge a Benavente en su semana de pasión.