En un momento cargado de emoción y compañerismo, el Club de Baloncesto Benavente detuvo brevemente la intensa competición del Torneo de Navidad de Baloncesto Base en el Pabellón de la Rosaleda para honrar la memoria y el legado deportivo de Luciano Huerga. Huerga, recordado por su paso por las categorías cadete y juvenil del equipo, donde contribuyó a la consecución de dos campeonatos, fue el epicentro de un acto cargado de nostalgia y afecto.
La pareja del fallecido, Noelia Hernández, y su amigo de la infancia y compañero de equipo, Álvaro Salgado, se unieron al presidente del club, Ángel Zorita, y al técnico Pepe Alonso en el centro de la pista. Allí, en un gesto emotivo, se les entregó una fotografía histórica del equipo en la que Luciano Huerga era una presencia destacada, con la pantalla del pabellón iluminada en su honor. Además, se les entregó un recuerdo especial con el escudo del club y la emblemática Torre del Caracol, símbolos que representan la identidad y el legado de Huerga en la institución.
El Pabellón de la Rosaleda se sumó al tributo con un sentido aplauso, teñido de cariño y gratitud, en memoria de quien dejó una huella imborrable en el equipo y en la comunidad deportiva local. El homenaje no solo recordó los logros deportivos de Huerga, sino que también celebró su espíritu competitivo y su contribución al corazón del baloncesto local.
El gesto no solo marcó un momento emotivo en el torneo, sino que resonó como un tributo perdurable a la pasión y dedicación de Luciano Huerga, recordándonos que su legado deportivo sigue vivo en el corazón del baloncesto benaventano.