La tarde en La Robla fue un trámite, pero uno de esos que dejan muy buenas sensaciones. Con la fase de ascenso ya en el bolsillo, el BM Zamora viajó hasta León con una misión sencilla: seguir afinando su maquinaria. Y no defraudaron.
Desde el primer silbato, los zamoranos impusieron un ritmo que el colista jamás pudo seguir. Con una defensa intensa y un ataque que encontró el gol con facilidad, la distancia en el marcador creció sin freno, hasta llegar al descanso con una ventaja abrumadora. El partido, para entonces, ya estaba decidido.
Pero los de Félix Mojón, con cambios en el sistema, no entendieron de relajaciones. Tras el paso por vestuarios, mantuvieron la intensidad, dejaron claro su hambre de competición y firmaron un segundo acto tan sólido como el primero. Cada jugador que pisó la pista aportó su granito de arena, en especial un inspirado Felipe, que se marchó con 12 goles, y unos efectivos Medina y Pau Ortega, que sumaron ocho.
El 17-48 final fue la mejor prueba de que el BM Zamora llega a la fase de ascenso con la moral intacta, el juego afinado y la ambición por bandera.