El Zamarat se lanza a la conquista del ascenso con la confianza de quien ha aprendido de sus cicatrices. Será la cuarta fase de ascenso consecutiva que disputa el equipo naranja, pero ni la rutina ni los antecedentes restan emoción al momento. Este año, la sensación que se respira en el vestuario y en la directiva es distinta. “Tengo ese pálpito de que esta vez sí”, reconoce el director del Hospital Recoletas Zamora,, Óscar Iglesias, convencido de que el equipo llega en su mejor versión de los últimos años.
Desde Recoletas, patrocinador principal, se ha vuelto a volcar el apoyo incondicional al equipo, incluyendo la puesta en marcha de un autobús gratuito para que la afición pueda acompañar al conjunto en una cita que será, de nuevo, a vida o muerte. “Ojalá salieran más autocares, porque el equipo necesita esa ayuda de su gente”, insistió Iglesias, subrayando la importancia del calor en la grada en un entorno en el que dos de los rivales actuarán prácticamente como locales.

El entrenador, Ricardo Vasconcelos, comparte ese optimismo prudente. Aunque advierte del equilibrio entre los cuatro aspirantes, “el nivel está más igualado que nunca”, destaca que el equipo llega “más preparado que nunca para este momento”. A diferencia de temporadas anteriores, el Zamarat no parte como favorito. Tampoco carga con el peso de esa etiqueta. En su lugar, llega con un grupo más joven, con menos presión, pero con una motivación intacta. “Hay ilusión y hambre, y eso muchas veces marca la diferencia en los momentos clave”, subrayó el técnico.
El cambio de escenario también se valora positivamente. El pabellón donde se disputará la fase ofrece mayores garantías, tanto para el público como para las jugadoras. “Las finales necesitan una pista con condiciones, y esta vez las hay”, defendió Vasconcelos, en alusión a las carencias del recinto utilizado el pasado año.
El Zamarat no ha dejado ningún detalle al azar. Incluso la camiseta que lucirán en esta fase final encierra un mensaje: el rosa por las jugadoras, el morado por Castilla y la presencia simbólica de la cantera y los entrenadores en la espalda. “Queremos que se vea que no juegan solas, que llevan a todo el club detrás”, explicaron desde el cuerpo técnico.
El momento ha llegado. Las cuentas ya no valen. Solo importa lo que suceda en los 40 minutos de cada partido. Como recordó Vasconcelos, “no hay empates en baloncesto: o ganas, o pierdes”. Y el Zamarat viaja con la firme intención de ganar.